(Por Miguel Ormaetxea) En EEUU, pero también en Francia y Gran Bretaña, etc. está surgiendo una interesante polémica ante la creciente evidencia de que los medios de comunicación no pueden seguir organizándose a la manera tradicional. El oficio de periodista está estallando en una “supernova” de innovaciones, experimentos, mezcla de géneros y competencias, se rompen las fronteras hasta ahora sagradas entre gestión empresarial, publicidad y contenidos. ¿Hacia dónde vamos?
Un Comité del Senado de Estados Unidos ha propuesto una nueva definición ampliada del oficio de periodista, incluyendo a profesionales que recogen, verifican o comentan, hechos que se someten a la atención del público, respetando una cierta deontología profesional. Se citan la Carta de Deontología de Munich. Cumpliendo estos requisitos, estos profesionales pueden acogerse al secreto profesional, tal y como está recogido en la ley americana.
Recientemente se ha celebrado en Lille (Francia) la conferencia Fossa (Free Open Source Sofware for Academia), en la que intervino, entre otros, James Corbett, uno de las máximos especialistas en el llamado “open source journalism”. Se han establecido una serie de condiciones para que alguien se encuadre en esta definición: fuentes verificables, participación de los lectores, autenticidad, prospectiva, transparencia editorial, control de la versión original, durabilidad y gratuidad. Este carácter gratuito no impide algunas fórmulas posibles de remuneración, venta de compilaciones de artículos o aceptación de donaciones vía PayPal, por ejemplo, pero las informaciones deben estar accesibles a todos. En las escuelas de periodismo norteamericanas se habla de los nuevos “periodistas navaja suiza”, que manejan con soltura una serie de habilidades y herramientas tecnológicas en constante avance.Caroline Little, presidenta de la Asociación de Prensa de EEUU (ANA), afirma que en los nuevos medios digitales, pero también en los tradicionales, la presentación visual de una noticia o historia tiene cada vez más importancia y los periodistas deben especializarse en estas y otras vertientes de la profesión. En las escuelas de periodismo norteamericanas se habla de los nuevos “periodistas navaja suiza”, que manejan con soltura una serie de habilidades y herramientas tecnológicas en constante avance. Aquellos profesionales que no tengan una visión, un “compromiso visual” en su forma de narrar una historia, tendrán muchas menos oportunidades laborales. El nuevo periodista digital deberá disponer de un talento múltiple, una visión holística para crear atractivas historias de impacto visual creadas para dispositivos móviles. ¡Casi nada!
Por otro lado, el periodista pierde su relativo monopolio como intermediario entre los acontecimientos y aquello que es de interés público. Aquí también la cultura digital emergente “desintermedia” los sectores, especialmente aquellos intensivos en el manejo de la información. El negocio de las noticias no es para corazones débiles o reacios al cambio. Pero nunca el momento para los profesionales del periodismo ha sido tan apasionante y promisorio.
Los robots que trabajan con algoritmos para crear informaciones o contenidos, las llamadas “granjas de contenidos” son sólo una aberración pasajera, típica de toda mutación mayor. Su majestad Google los está condenando al infierno de su ignorancia. El nuevo algoritmo llamado Panda, que empezó su reinado más o menos en febrero pasado, pero que seguramente no estará totalmente omnipresente hasta la primavera del año entrante, ignora los contenidos de baja calidad, los sitios con numerosas enlaces, aquellos vacíos de contenido original real y los que llevan demasiada publicidad. Ya hay víctimas: Demand Media, que nació en 2006 como una granja de contenidos y llegó a ganar 100.000 dólares diarios, incluyendo sus otros espacios How y eNom, ahora se queda en la cuarta parte de su valor. Alguno de estos sitios han llegado a tener más de 50 millones de visitantes únicos, pero parece que finalmente la gente se dio cuenta de que allí no encontraban las respuestas y los contenidos que realmente necesitaban. “El uso de “freelancers” baratos que no tienen experiencia no funciona” ha sentenciado un directivo de una web de gran éxito. Los periodistas con talento y talante son más necesarios que nunca.