Periodistas de 50 años, ¿profesionales caducados?
Ya estoy en la famosa barrera generacional de los 50 años, y revolotean a mi alrededor frases, hechos y actuaciones que me sitúan como "inadaptado" a las nuevas tecnologías...La edad no perdona y a muchos sirve de referente para aprovechar la ocasión y dejarte a un lado.Hace unos meses se leyó que hasta el mismo Juan Luis Cebrián, ex-director progre de El País y ahora un especulador directivo de un grupo llamado Prisa, dijo a voz en grito que considera a los mayores de 50 años como la tercera edad del periodismo, destacando incluso que "hay un salto generacional muy complicado de gestionar. Los profesionales de 45 años tienen la experiencia pero se sienten desplazados porque no entienden el cambio cultural y a los que llegan con arrogancia les falta criterio”. Ole su desparpajo. Y con frases así cree ya constituido el principio del "new journalism" o para los de aquí "el nuevo periodismo".
Es de todos sabido que la información de noticias está envejeciendo mal... cuando se trata de la transmisión de noticias, se ve la misma vieja estructura que data de los años cincuenta o incluso antes. Pero el periodista no es el mismo, también cambia con las circunstancias, y eso es lo que vengo a reclamar desde estas líneas.
Me niego a ser ya un profesional caducado, cuya fecha de productividad ha expirado hace tiempo y sólo le queda estar en la rígida estructura oficial basada en una serie de párrafos cuidadosamente arreglados, con sus elementos en color (negrilla), su mensaje piramidal y destripando el qué, quién, cómo, dónde, cuándo y porqué...perforando diariamente una tarjeta que le mide el tiempo que pasa en la redacción...
Cada vez que abro un periódico (sigo siendo un lector de tinta) me encuentro con que se mantiene la antigua redacción de noticias, sin miramientos hacia el lector individual y centrando todo su esfuerzo en el conocido eslogan de "medios de comunicación de masas".Se acabaron las masas, viva el individualismo Me niego, pues, a participar de este espectáculo, por mucho que mi edad escenifique la gran comedia que a veces es el periodismo.
Conozco a numerosos ciudadanos de mi edad o cercanos a ella que no quieren saber nada de las nuevas tecnologías y menos aún de las redes sociales. Ignorarlas o incluso odiarlas es el referente que expresan a todo pulmón. Las consideran (ellos tan eruditos) exentas de rigor, propensas al exhibicionismo, engalanadas de egolatría y fuente de falsos y mezquinos rumores.
El periodismo de este siglo XXI es personal e intransferible. Hay que dirigirse a un ciudadano que tiene la potestad de elegir lo que lee. Las redes sociales, los blogs, internet, "sangoogle", los smarphones, wikipedia, los digitales, los confidenciales, los newsletters, y un larga etcétera de "armamento" sofisticado para aprovechar las nuevas tecnologías son los pilares de la nueva generación de periodistas, y también, por qué no, de los "viejos plumillas"...
John Paton fundador de Digital First Media, un sitio de 10 mil empleados y 61 millones de clientes mensuales que ofrece noticias por internet y que presta además servicios de consultoría a 75 diarios y suma 800 proyectos web no se anda por las ramas cuando hay que hablar de periodismo futuro: "...con las habilidades del clásico, por supuesto, pero con capacidad para dar un contexto más amplio, con capacidad para seleccionar contenido, generar y conducir debates, captar reacciones, usar vídeos, mapas… ".
Y no señores, un periodista con 45 y 50 años no está caducado, se está en transito, se está en pleno aprendizaje. Ahora más que nunca se necesitan las dos vertientes: clásica y moderna. Porque una cosa no ha cambiado en esta evolución del periodismo: ganas de contar la verdad, con los mejores argumentos posibles y sin distracción o pérdida de tiempo.