Revista En Femenino

Personas con TLP ¿reinas del drama, manipuladoras y sádicas?

Por Lucy Chibimundo @chibimundo

Hace un tiempo hablé de los cuatro tipos de progenitores con TLP y a uno de ellos se le denominaba “reina” entre otras cosas por su tendencia al drama. Es una etiqueta que se utiliza mucho en las mujeres junto con: exagerada, paranoica, histérica, loca…

Podría dejarme llevar por mi lado feminista y enfocar este post en esa tendencia que hay en la sociedad de poner calificativos (especialmente) a las mujeres. Pero eso sería irme del tema.

A partir de aquí voy a tratar de escribir lo más neutral posible, teniendo en cuenta que se suele hablar en femenino mayoritariamente. Esto es así porque el TLP afecta más a la población femenina de forma significativa.

Malditas etiquetas.

En crianza se habla mucho sobre no etiquetar a los peques, hablar del comportamiento y no de la persona, por ejemplo:

  • Eres desordenado vs la habitación está muy desordenada.
  • Eres un llorón vs estás llorando.
  • Fulanito es malo vs lo que ha hecho Fulanito está mal.

Se basa en la idea de que lo que hacemos puede cambiar, podemos comportarnos de otra manera, hay elección y las cosas se pueden arreglar. Sin embargo si hablamos de la persona lo que hacemos es darle una característica o describirlo, como si fuera algo inmutable contra lo que no se puede hacer nada, es así y ya está.

Hay etiquetas que ponemos a las personas por la forma en que se han comportado en algún momento y otras que son asociadas a alguna característica, como estereotipos, y muchas veces no tienen nada que ver, por ejemplo:

  • Los hombres son duros.
  • Las mujeres son sensibles.
  • Las rubias son tontas.
  • Los frikis son asociales.
  • Los pobres son vagos.

En este vídeo explica una dinámica de grupo en la que se trabajan las etiquetas. Hay diferentes formas de hacerlo pero al final suele tener los mismos resultados:

¿Y en la salud mental?

En el mundo de la salud mental también hay estereotipos y etiquetas que hacen mucho daño a nivel social e individual:

  • Las personas con depresión siempre están tristes.
  • Los locos son peligrosos o violentos.
  • Tiene ansiedad porque es una persona débil.
  • Ha intentado suicidarse para llamar la atención.

En el caso de las personas con trastorno límite de la personalidad (TLP) debido a los síntomas del trastorno se suele decir que:

  • Son unas reinas del drama.
  • Son malas personas.
  • No tienen empatía.
  • Son manipuladoras.

De esta forma cuando dices “tengo TLP” independientemente de los síntomas concretos, su gravedad, tu evolución, el trabajo que hagas en terapia y el momento vital en el que te encuentres la sociedad te pone las etiquetas asociadas sin querer conocerte o ver más allá.

Estigmatizando el “drama”:

Algo que ocurre muy a menudo en salud mental es que las patologías llegan tarde a consulta porque se consideran muchos de los síntomas como una llamada de atención.

En la crianza de nuestros peques también hay mucho de esto, desde el dejarles llorar para que no se acostumbren a los brazos, pasando por la lactancia controlada en vez de a demanda y terminando por lo de ignorar a los niños cuando tienen una rabieta en vez de aceptar que tienen emociones y no saben cómo gestionarlas porque son nuevos en esto de la vida.

Claro, si desde pequeños hemos vivido esto como una norma social, al crecer lo tomaremos como tal. Por un lado nos frenaremos a nosotros y nuestras emociones de forma que no las gestionamos sino que las reprimimos. Y si nos exigimos a nosotros ese tipo de conducta, hacemos esta misma recriminación a los otros, perpetuando la idea.

En la sociedad expresar las emociones (sobre todo las negativas) no está bien visto. De modo que dejarse llevar por ellas o sucumbir a un estado de ánimo concreto está penalizado. A quien se sale de lo normativo se le tacha de querer destacar o llamar la atención y se le suele tachar de persona “dramática” o “exagerada”.

Pero la verdad es que las emociones no son blancas y negras. Puedes sentir más de una a la vez y en diversos grados. Hay personas más propensas a la euforia y otras a la tristeza. Quien expresa la felicidad con mucho movimiento, demuestra serenidad con calma o se emociona hasta las lágrimas. Y expresar las emociones siempre es correcto.

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Intentando entender el drama de las personas con TLP:

Una de las características principales del TLP es vivir las emociones con mucha potencia, de forma extrema.

Desde fuera los amigos, pareja y familia suelen decir que la persona con TLP enfrenta de forma caótica situaciones que otros harían sin problemas. Sobre todo situaciones ordinarias (en mayor parte sociales) como diferencias de opinión y decepciones.

Lo que para una persona puede resultar obvio para otra puede no serlo. Esto es así para todo el mundo. Cuando, de forma sistemática, alguien reacciona ante un pequeño desacuerdo como si la amistad se fuera a romper el otro lado no lo entiende. Así la persona con TLP puede estar sumida en una crisis emocional creyendo que va a perder a alguien mientras el otro sigue con su vida normal tachándole de reina del drama.

La persona con TLP puede tratar de arreglar la situación que, desde su punto de vista, es de vida o muerte cayendo probablemente en comportamientos dañinos, porque no sabe gestionar la situación. Aquí es el momento en el que aparecen comportamientos que pueden denominarse como abusivos. La persona con TLP puede:

  • Dar un ultimátum a la relación.
  • Actuar de forma impulsiva.
  • Tener conductas autolesivas.

Quienes viven una vida con TLP pasan su día a día gestionando borbotones mentales de rabia, vacío y ansiedad mucho más intensamente que el resto del mundo.

Imagina la discusión más intensa que hayas tenido en tu vida con un ser querido (familia, pareja…). Recuerda todas las emociones que te bullían por dentro: dolor, rabia, incomprensión, impotencia…

Imagina que puedes llegar a ese nivel de emocionalidad en cualquier momento… en las peores rachas a diario, varias veces al día. Y cuando quieres decirles a los demás cómo te estás sintiendo el mundo invalida tus sentimientos y emociones para luego tacharte de dramática.

¿Son las personas con TLP reinas del drama y manipuladoras?

No estoy de acuerdo con que se refiera a los comportamientos de las personas con TLP como “manipuladores” o incluso “sádicos”. Al utilizar esas palabras estamos haciendo atribuciones motivacionales erróneas.

Una definición psicológica de la manipulación se puede encontrar por ejemplo según la lista de Robert Hare como “el engaño usado para el beneficio personal, sin preocuparse por las víctimas”. Te dejo un montón de referencias a la escala Hare por si te da curiosidad este tema.

He leído a la Dra. Linehan describir estas conductas como esfuerzos contundentes, torpes e ineficaces para satisfacer las necesidades emocionales.

Y me parece mucho más razonable verlo de esa manera. Cuando conoces el trastorno límite de la personalidad y has pasado tiempo con personas que lo padecen es descaradamente obvio el objetivo de las conductas. Y si lo es, no tiene sentido hablar de manipulación.

Mirando esto desde la perspectiva de persona con TLP a la vez que persona que tiene una carrera de psicología creo que estos comportamientos tóxicos son esfuerzos en los que la persona suplica y se humilla en un intento inevitablemente infructuoso de evitar el abandono.

Y esa ambas cosas porque los otros se acaban cansando de los comportamientos tóxicos. Y lo entiendo, de verdad. Desde aquí hago un llamamiento a empatizar y comprender a las personas que vivimos con TLP pero a la vez creo que nadie tiene que poner su vida y su propia salud mental a los pies de otro, tenga TLP, depresión o cualquier otra enfermedad.

Pero creo que saber y conocer los motivos subyacentes de los comportamientos tóxicos ayuda a gestionarlos. Usar términos como “manipulador” solo estigmatiza más.

¿Qué es lo que hay realmente detrás de ese drama?

Hay un alto porcentaje de personas con TLP que han crecido en ambientes en los que el abuso era constante. Es una pescadilla que se muerte la cola. Los progenitores con TLP suelen tener comportamientos tóxicos o abusivos que impactan sobre todo en los más pequeños. Ellos aprenden que esa es la forma de comportarse y actúan como espejo, haciendo objeto a otros de ese mismo comportamiento.

No actúan de esa manera con afán de hacer daño (por regla general) y de hecho no sienten gratificación por infligir dolor en otros. suele tratarse de un desahogo de la frustración y la ira por no haber satisfecho esas necesidades y demandas emocionales subyacentes motivadas por el TLP.

La fuente de estas ideas erróneas sobre las intenciones y motivos de quienes tienen TLP radica en un malentendido fundamental. Es muy difícil funcionar en el mundo tal como es, donde la mayoría de las personas son indiferentes y no les importa nada en absoluto (o hacen como si fueran así). Cuando todos los demás mantienen la compostura y tienen las emociones a raya pero tú eres incapaz no encajas.

Te voy a confesar una cosa: es jodidamente complicado ser funcional en la sociedad actual mientras vives con TLP.

Así que la sociedad es en parte origen, agravante y síntoma. La sociedad usa términos peyorativos como “malo”, “sádico” y “manipulador” para describir cómo el mundo percibe y juzga los desesperados intentos de que se satisfagan sus necesidades. El hecho es que el mundo es la mayoría de las veces hostil para quienes tienen TLP.

Personas con TLP ¿reinas del drama, manipuladoras y sádicas?

¿Podemos tratar de empatizar y entender?

La única manera de entender a alguien con TLP es asumir que sus necesidades en términos de afecto, apoyo, comprensión y calor humano son mayores de las que se consideran normales o aceptables en la sociedad. Por eso suele pasar que permanezcan inevitablemente insatisfechas y terminan con frustración, ira y hostilidad.

Si lo ejemplifico en términos de niños creo que es más fácil de entender. Hay peques que se han denominado de “alta demanda” porque piden más atención a nivel de jugar con ellos, escucharles, tener conversación o intercambios emocionales. Esto es relativamente reciente y quizás estamos dando pasos en la dirección adecuada para intentar comprender que no todos somos iguales.

Me ha resultado muy curioso que las características que enumeran para estos niños son muy similares a cómo se siente o actúa una persona con TLP:

  1. Muy intensos: expresan todo de forma extrema, tanto la alegría como el enfado o la pena, viven todo con entusiasmo y pasión.
  2. Demandantes: Todo es poco y siempre quieren más, en todos los campos: cariño, afecto, tiempo, dedicación, atención…
  3. Impredecibles: Lo que funciona hoy puede que mañana no nos sirva.
  4. Gran sensibilidad: a nivel físico y emocional. Perciben cualquier estímulo, cambio o emoción. (…) Del mismo modo que las emociones son intensas y así lo manifiestan.
  5. Gran necesidad de contacto físico: necesitan que (…) duerman con ellos, les den cariño, les cojan de la mano, sentir el cuerpo del otro…
  6. Hiperactivos: siempre en alerta, expectantes.
  7. Absorbentes: (…) absorben la energía de los demás y siempre necesitan más y más.
  8. Se muestran insatisfechos: transmiten insatisfacción. Parece que (…) nunca están conformes.
  9. No saben calmarse solos: Necesitan del otro para tranquilizarse (…). Les cuesta contenerse y autorregularse.
  10. Son muy sensibles a la separación. Muestran angustia ante el momento de separación (…). A pesar de que vaya pasando el tiempo esto no cambia y puede incluso intensificarse.

En esta enumeración he utilizado parte del texto del artículo “Niños de alta demanda” del Club de las Malasmadres. El artículo es de Alejandra Melús, puedes encontrarla en FacebookTwitter y en su BLOG.

He eliminado dos de las características que se referían a la alimentación y el sueño porque no me ha parecido que se pueda hacer una comparación real. A pesar de eso me gustaría resaltar que hay una alta comorbilidad entre trastornos de la conducta alimentaria o del sueño y TLP.

Ponte en mis zapatos, por favor.

Las personas con TLP están mal consideradas por su entorno, pero también en el hospitalario. Muchos profesionales de la salud los tachan de “pacientes difíciles” y tratan de derivarlos a otros servicios. de forma habitual se ingresa a estas personas en agudos cuando no es necesario ni favorable para su salud.

En términos de calidad de vida es complicado situar a las personas que viven con TLP porque hay un margen amplísimo de gravedad y funcionalidad. En las peores épocas puede ser realmente incapacitante.

A nivel personal he ido quemando etapas con cierta “normalidad” colegio, universidad, trabajo, pareja, independencia, boda, hijo… Pero llegué a un punto en el que todo se fue al traste y no podía seguir. He pasado por tres ingresos psiquiátricos, varias bajas laborales y ahora mismo me gustaría volver a ejercer una profesión pero psicológicamente no estoy en ese punto (aún).

No es habitual toparse con personas comprensivas. A veces tenemos carencias muy grandes a nivel de habilidades sociales. En otras ocasiones tenemos comportamientos que se consideran inapropiados (en el mejor de los casos) o se tachan de “manipuladores” (en el peor).

Algo que he pensado toda mi vida y veo reflejado en cada persona con TLP que conozco es ese saber que eres alguien difícil de tratar y de querer.

Es un círculo vicioso. La necesidad de compasión humana es mayor de lo normal pero la torpeza para satisfacer esta necesidad resulta en una compasión aún menor, si es que se encuentra alguna.


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