Todos los cuentos tienen un principio de Erase una vez y un colorín colorado con final feliz.
Yo, ahora después de casi 5 años ya tengo el final de mi cuento.
Hasta la fecha había participado en este certamen literario (1) escribiendo relatos cortos pero sin llegar nunca a un final concreto, por eso tras la lucha de una enfermedad rara y con la medicación adecuada se ha podido realizar con éxito la operación de un trasplante renal pediátrico y así poner punto final a este cuento.
Erase una vez un niño de tres años, natural de Burriana llamado José, era el menor de tres hermanos, nunca había padecido ninguna enfermedad, salvo las propias de la infancia.
Era el año 2006 y José empezaba el colegio, tenía tres años y tres meses y era un niño sano y sin ningún problema, muy espabilado para la edad que tenia, aunque era obvio porque era el tercero y tenia buenos maestros por delante.
Sucedió un fin de semana que tuvo fiebre y lo llevamos al Centro de Salud, le diagnosticaron una infección de vías altas y le pautaron amoxicilina clavulánico, a partir de ahí empezó a desencadenarse una serie de síntomas que hicieron un rápido ingreso en el Hospital, no se sabía muy bien lo que tenia porque se estaba deshidratando con tanto vomito, los análisis mostraban un descenso de plaquetas y un aumento de la creatinina, urea, hematuria y proteínas en la orina.
Los días pasaban y entro en un estadio de fallo renal que se tradujo en un traslado a otro hospital y de este al Hospital Infantil La Fe para entrar en Hemodiálisis.
Por fin el diagnóstico era Síndrome Hemolítico Urémico atípico, los riñones funcionaban un 15 % la presión arterial elevada, descenso de plaquetas, trombocitopenia y descenso en la orina, no había cura en el año 2006 para esta enfermedad solo soporte.
Perdió los dos riñones debido a la tensión arterial y estuvo en hemodiálisis durante 4 años de cada Martes, Jueves y Sábado a 70 Km de casa.
Ahora parece un recuerdo lejano, pero no lo es tanto porque solo han pasado 11 meses desde el trasplante renal.
La vida de José ha cambiado y la nuestra también, ahora puede beber sin ningún tipo de restricción, puede bañarse en un piscina sin miedo a mojarse el catéter que llevó durante el tiempo que estuvo en hemodiálisis, comer lo que antes tenía prohibido y descansar. Aún es dependiente cada 15 días del hospital para que su nuevo riñón siga funcionando y no reaparezca de nuevo esa enfermedad.
En España hay muchas enfermedades raras las cuales están sin diagnóstico. Nosotros hemos esperado 4 años para tener una solución aceptable por todos y dar una nueva calidad de vida a José; han sido muchas reuniones con científicos, nefrólogos, congresos, symposiums, pero hemos esperado y hemos tenido fé en que nuestro hijo José volvería a tener su anterior vida y no depender de una máquina.
En estos 4 años que José ha convivido en el hospital ha recibido muestras de cariño por parte de las enfermeras auxiliares, celadores, conductores de ambulancia, payasos, compañeros de hemodiálisis y yo recuerdo que mi hijo era tan pequeñín que lo llevaba en bracitos desde la puerta de urgencias hasta la puerta de hemodiálisis cada Martes, jueves y sábado durante estos 4 años, y con el paso de los años iba creciendo y conmigo crecía esa protección hacia mi hijo.
El 23 de Septiembre del 2010 recibió su última hemodiálisis.
Ese mismo día cuatro horas más tarde recibíamos la llamada del Dr Santiago Mendizabal, había un donante.
Nos desplazamos de nuevo hacia Valencia, habíamos estado ese mismo día en hemodiálisis por lo cual no hacía falta dializarlo de nuevo. José no estaba nervioso el doctor hablo con él y le dijo que por fin había llegado su pieza y todo iba a ir bien. Mientras hacíamos el ingreso, José y el doctor Mendizabal se cogieron de la mano y se dirigieron hacia los ascensores en la planta semisótano hacia la unidad de trasplantes en la segunda planta para prepararlo.
Antes de entrar en el quirófano estuvimos mi marido y yo con nuestro hijo y estaba tranquilo y eso nos dió a nosotros una gran fuerza.
Todo salió bien; entró a las 12 de la noche y salió antes de las 4 de la madrugada, estábamos solos, todo estaba en silencio, por fin el urólogo y el nefrólogo nos avisaron de que saldría en unos momentos y lo vimos pasar por nuestro lado, semi despierto y ya con la función renal en marcha.
Nos abrazamos y lloramos. Era un milagro que tras cuatro años sin riñones no le hiciera falta la ayuda de una maquina. El otro paso fue quitarle el catéter que llevaba en el cuello tres meses después de su trasplante.
Sé que esta vez el relato ha sido corto, pero es la historia contada en un par de líneas, podría haber contado mucho durante estos 4 años, pero no me quiero perder ni un solo minuto de la vida de mi hijo y por eso estoy pendiente de que se tome sus medicinas de que tenga bien hidratado su riñón y de que sea un niño feliz y sano.
Agradezco de todo corazón al personal sanitario del Hospital Infantil la Fe el trato recibido a mi hijo y las muestras de cariño y afecto, y la terapia que me ha servido en estos años el poder participar en este certamen de relatos cortos y así haber podido realizar un pequeño sueño que tenía que era el de volver a escribir……
Autora: mamá de José, Mireya Carratalá
Podéis ver más sobre José :El niño José Monfort Carratalá, ganador de uno de los premios de Magia Infantil de Antena 3
(1) Certamen literario que organizaba el Hospital la Fé.
Ana Hidalgo