Alberto Chicote llega para quedarse
Desde que La Sexta
consumara definitivamente su matrimonio con Antena
3, que duda cabe de que ésta tenía mucho más por ganar que por perder. No
hablamos ni mucho menos de una fusión semejante a la que se produjo entre la Cuatro y Mediaset, ya que el grupo Antena 3 ha sabido -de momento- aprender
de los errores de sus principales competidores y dejar que la deteriorada
cadena conserve, por lo menos, su esencia y, por supuesto, su línea editorial. Y es
que qué mejor situación que ahora para tener un canal de constante
reivindicación social donde cualquier indignado pueda sentirse identificado. El
excelente Salvados, Al Rojo Vivo o
el infatigable El Intermedio (por
cierto, Sandra Sabates ha sabido
suplir a Beatriz Montañez de forma
sobresaliente) son pruebas de que La
Sexta sigue volando en libertad al son de su espíritu. Sin embargo, durante
los meses anteriores se ha visto como La
Sexta se veía relegada a índices paupérrimos de audiencia lastrada por la
ausencia de la Fórmula 1 y por
supuesto del fútbol. A pesar de ello, la cadena verde parece querer intentar salir
del atolladero y sin duda el estreno de anoche fue un pistoletazo de salida
excelente con un abrumador 13,7 % dejando a ¿Quién quiere casarse con mi hijo? con un 10,1 %, que hasta entonces
se había consolidado como una de las opciones del jueves noche.
El análisis completo del nuevo y sorprendente programa de La Sexta, tras el salto.
Pesadilla en la cocina, como muchos sabréis se trata de una adaptación de Kitchen Nightmares, protagonizado
por el célebre chef Ramsay. La
mecánica es muy sencilla: un respetado cocinero acude en auxilio de un negocio
hostelero en apuros para intentar darle un vuelco a la situación. Para ello, tendrá
que irrumpir de lleno en la dinámica del restaurante en cuestión y analizar donde
se falla para intentar seguir un método 'de reparación' diseñado por el experto al cargo. En el
caso que nos toca, tenemos al chef
Alberto Chicote, un personaje con el que seguramente no todos estábamos
familiarizados, pero que si algo dejó claro ayer es que ha entrado por
la puerta grande.
Qué duda cabe que en ambos formatos la figura tanto de Ramsay como la de Chicote cimentan las bases sobre las que se asienta el formato. En
la versión extranjera, Gordon Ramsay
es sobradamente conocido por poseer un carisma que ha elevado dicho reality a
clásico de la televisión americana, por lo que el reto de Chicote era bastante elevado. No obstante, el chef patrio sale
airoso indudablemente sobre todo gracias a que ha sabido crearse su propio
personaje alejado de las maneras “más sutiles” de Ramsay, siendo mucho más paleta ibérica en su expresión corporal al
mismo tiempo que capaz de mostrarse como un verdadero canalizador de emociones
en esa conversación tan elocuente y con aires de film de superación con el gerente
del restaurante de la localidad de Pinto (que por cierto, ¡Menudo pieza!). Alberto Chicote es más que una elección acertada, es un animal televisivo con un gran recorrido por delante.
El formato de Pesadilla
en la Cocina es exactamente clavado a su versión original: llega Chicote, presencia el desastre, los
trabajadores se enzarzan en un bronca monumental hasta que la figura estrella
del programa consigue encontrar el método de trabajo, no sin cambiar de imagen
el local entero hasta que finalmente parece que logran transformar toda su dinámica de trabajo con
menú nuevo incluido. Aquí es posiblemente donde se echa de menos algo más de
originalidad y no seguir paso a paso un guión que ya muchos lo teníamos de
sobra aprendido. En ambas versiones, siempre vemos carencias en cosas tan
evidentes como averiguar cómo llegan a la conclusión de qué menú es el idóneo,
cómo adiestran a los cocineros para tales platos o, simplemente, observar cómo
resulta el proceso de cambio en el local de una forma más progresiva.
No obstante, el resultado es bueno y parece que tanto a la
red (Trending Topic ayer noche) como
al público en general le ha gustado. Es cierto que la originalidad no es su plato
fuerte, pero probablemente, para la mayor parte de los televidentes sea un
formato completamente nuevo por la lejanía del referente. También es cierto que e le ha criticado mucho por los tacos tanto del propio Chicote como del resto de
invitados a la fiesta, pero es algo inevitable con el carácter de la península,
y que lugar más catalizador que un recinto tan estresante de trabajo como la
propia cocina. En conclusión, un nuevo formato llega con éxito a nuestra
televisión, lo que supone todo un tanto para la revitalizada Sexta y el descubrimiento de todo un
personaje, Alberto Chicote.