Revista Deportes

Petardo de primera categoría

Por Malagatoro

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El arrimón, el péndulo, los mantazos encimistas ante semovientes fueron muy celebrados por la afición de Málaga, los que evidentemente entienden de esto. No por la otra docena, si llega, de aficionados tildados de intransigentes, ignorantes y  anticuados, por no sucumbir a la excelsa gloria del toreo del siglo XXI.


Plaza de Toros de Málaga. Jueves 18 de agosto 2011. Casi lleno

La corrida quedó en mano a mano tras caerse del cartel Cayetano Rivera Ordóñez, por presentar parte facultativo de su lesión traumática en la mano. Lo que muchos espectadores ignoraban, al igual que tenían derecho a la devolución del importe de su localidad. Cosa que debí hacer.

Un toro para rejones de Flores Tassara y seis para el toreo a pie de “El Capea”, uno (1º) con el hierro de Carmen Lorenzo, tres de San Pelayo (2º, 4º y 6º) y dos de San Mateo (3º y 5º). Impresentables, mansos, descastados, flojos, el segundo un inválido que mantuvo en el ruedo la presidenta Ana María Romero. El cuarto manso desarrolló peligro. El resto, tristes remedos semoviente de lo que debe ser un toro de lidia.
Rui Fernandes: metisaca, pinchazo y bajonazo (palmas) . 
Sebastían Castella: estocada caída (Silencio). Metisaca y estocada (Saludos). Media perpendicular y seis descabellos (Silencio tras aviso).
Miguel Angel Perera: pinchazo, media caída y trasera (Saludos). Pinchazo, estocada casi entera trasera y tendida (Saludos). Bajonazo trasero y atravesado, seis descabellos (Silencio tras aviso).

Saludaron tras parear al segundo toro, Pepe Chacón y Vicente Herrera. A la salida del tercer par al sexto resultó cogido contra el estribo el banderillero Issaac Mesias, sin consecuencias.


El espectáculo vivido ayer en la Malagueta fue un petardo de primera categoría, no por la categoría administrativa de la plaza, que ayer volvió a comprobarse que ni por asomo lo es, porque ni la empresa, ni la autoridad, ni la afición lo son. Si lo fueran, la empresa no hubiera comprado semejante colección de  impresentables toretes, inválidos, mansos, sin fuerzas, sin raza, sin nada. Podrida tiene la ganadería El Capea, y a ver si se lo cuenta su hijo que estuvo presenciado en el callejón semejante fraude a los bolsillos y a la propia Fiesta. Porque, además, espectáculos como este cargan de razón a los antitaurinos. 

La “autoridad” por ir en contra de los intereses de los aficionados que pasan por taquilla y permitir que semejante basura cornúpeta salga al ruedo. La afición por ser complaciente con estos timos y por su mínimo nivel de exigencia y gran permisividad. Es seguramente el reflejo de la indolencia que, lastimosamente, tenemos los malagueños por nuestras cosas. Aquí se aplaude el toreo accesorio, el adorno, el ponerse bonito ante una raspa, un traspiés del Juli, el arrimón ante un semoviente, el que no se piquen a los toros…

Lo que importa es el “múzica maeztro” que gritan los cuatro energúmenos adoradores de Baco nada más coger los toreros los trastos de matar, para que la extraordinaria banda del maestro Puyana comience a tocar sin haber razones en el ruedo para ello y finalice a destiempo un pasodoble torero. Le tengo que dar la razón a Puche cuando dice que aquí va la gente a divertirse y a que den muchas orejas. Es cierto, esta es una afición donde el triunfalismo se ha impuesto frente a la exigencia del toro con mayúsculas y del buen toreo. Y lo más grave es que esta actitud triunfalista haya calado entre jóvenes aficionados a los que consideraba una esperanza de futuro. Tristemente comprobé que no es así, al contemplarles aplaudir a Perera por propinar mantazos encimistas a un marmolillo moribundo.  Para rematar, también lo hacían en el tendido alumnos de la escuela taurina de la ciudad. ¡Menudo futuro! Pero seguramente estoy equivocado y no tengo la capacidad de captar el arte y la cultura que encierra este tipo de destoreo moderno.

Castella y Perera, este último miembro actual del G-10, defendieron la fiesta de Cultura, la que contemplamos ayer del perritoro descastado, asfixiado, parado y de alardes de valor con su toreo despegado, de abuso de pico de muleta, de medios pases y de trapazos finales encimistas muy celebrados, poniéndose más pesados que el arroz con leche y aburriendo hasta las ovejas. Dos petardos de toreros y además plomizos. No voy a perder tiempo en desgranar sus faenas, porque siempre hacen las mismas y ante cualquier toro y, para mayor gloria de estas figuras, ayer no tuvieron toros delante. Con el capote ambos coletas nunca se estiraron a la verónica, siempre lances a pies juntos y hubo un atisbo de rivalidad en quites en el tercero y pare usted de contar. Otro detalle de estos salvadores de la fiesta, fue el que no dejaran hacer ni un quite al sobresaliente Fernández Pineda, que estuvo toda la tarde atento a la lidia, bien colocado y hasta hizo varios quites muy meritorios.

Del rejoneador luso Rui Fernández, me dijo Agustín Hervás que de esto sabe, que destacó en la cuarta banderilla colocada más al estribo del caballo y las dos rosas buscando los adentros. Bueno, al menos no me aburrió como lo hizo el hermanísimo de Manzanares. Probablemente sería también porque solo hubo un toro para rejones. En rejones si es de agradecer la sinfonía continua de los pasodobles de la Banda de Miraflores y Guadaljaire.

Esto es Málaga y es lo que hay por mucho que algunos nos empeñemos en lo contrario. La guerra por que Málaga sea verdaderamente una plaza de primera categoría está perdida. Me queda la duda de si podría volver a ser una buena plaza de segunda. Tal como están las cosas se me antoja muy improbable.

Hoy, y retransmitida por Canal Sur a partir de las siete de la tarde, vuelven Conde, esperemos que con la inspiración del “Espíritu Santo” que decía Paula, Morante de la Puebla en día en que infelizmente mi amigo “morantista” Palmero no podrá verlo, y don Julián. Me comentan que don Roberto ante la ausencia de felinos en el parque y que por los aledaños de los corrales de la Malagueta, precavidamente, nadie pasea sus animales de compañía, ha echado mano de las gateras móviles de Mancebo, para poder traer sus gatos de lugares más distantes. Con la ganadería anunciada de Román Sorando y el innombrable presidiendo el festejo, los augurios no son buenos y se corre gran riesgo de ofrecer por la tele una mala imagen, seguramente la real, de la Fiesta en nuestra ciudad. Créanme que mi mayor deseo es equivocarme.

¡Paz y salud!


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