¡Buenos
días!
Probablemente,
debo reconocer, puede que sea una de las
bloggers más pesadas que os encontréis en
el terreno de las protecciones solares. Porque, cuando me lío a hablar del
tema, soy de los más insistente en recalcar la importancia de protegernos debidamente
del sol, tanto en verano como en invierno. Pero en verano… ¡más aún!
Hoy
os traigo una reseña de dos productos que recibí gracias a Bioderma hace unos 4 – 5 meses. Se trata de la protección facial Photoderm MAX Aquafluide con SPF 50+ y del After Sun Photoderm Après – Soleil.
La
protección facial llevo utilizándola desde entonces, pero con muchísima más
frecuencia desde mediados – finales de junio (prácticamente a diario), mientras
que el after – sun lo he puesto a prueba principalmente en el pasado mes de
julio.
¿Echamos
un vistazo a ver qué me están pareciendo?
Voy
a comenzar hablando de Photoderm MAX
Aquafluide SPF 50+. Creo que
muchas de vosotras, como yo, cuando llegan las altas temperaturas, no dudan en
echar mano inmediatamente de un buen protector solar tanto en el rostro como en
el cuerpo. No me refiero sólo para ir a la playa o a la piscina, sino
simplemente para salir a la calle a dar una vuelta, ir a trabajar, etc… ¡Yo os
aseguro que no salgo de casa sin él! Soy
especialmente maniática en este sentido, en especial con la protección facial. Sea de cualquier marca o características,
hace años que nunca me falta mi
protección facial con SPF 50 en el rostro, tanto en invierno como en
verano. No sólo protegemos la piel
de futuros graves problemas como el temido cáncer
de piel, también están las hiperpigmentaciones,
manchas, pecas… todos esos pequeños defectos que nos ahorraríamos
protegiendo la piel adecuadamente.
Pero,
además de proteger la piel, a mí personalmente no me gusta notarme la cara pesada ni grasienta. Es decir, no me
gusta sentir la protección pegadita al rostro cual plástico que se derrite, por
muy buena que sea.
Bioderma,
en este sentido, ha dado en el clavo con Photoderm
MAX Aquafluide creando una protección facial con muy alto SPF pero que,
además, tiene un acabado invisible
en la piel.
La
clave de esta fórmula es una mezcla
óptima de emulsionantes que la hacen fluida,
estable y, además, resistente al agua. Por otro lado, la
proporción de aceites en mínima, lo que también
permite que se adapte a todo tipo de pieles, incluso las pieles mixtas y
grasas. Está pensada para dar un acabado “dry touch”, es decir, matificar y garantizar un toque seco en
la piel.
Sus
ingredientes activos principales son el manitol y la ectoína:
El
manitol protege el ADN de los
queratinocitos expuestos a los rayos UV, con una reducción del 60% del daño
foto – inducido.
La
ectoína previene el
fotoenvejecimiento y refuerza la inmunidad natural de la piel.
Por
otro lado, tiene la patente Cellular
Bioprotection ®, que se combina con un sistema
de filtros anti UVB/UVA de alta eficacia.
Viene en tres
tonalidades: neutro, claro y dorado. El que yo tengo
es el claro y nada más verlo, sin
sacarlo del envase, ya daba por sentado que la tendría muerta de risa en el
armarito del cuarto de baño, puesto que a mí, rara es la protección facial con
color que no me queda 2 – 3 tonos más oscura de mi tono de piel natural.
Pero,
sorprendentemente, no ha sido así. En la mano comprobé lo que yo temía, el color de la crema es más oscuro que mi
tono de piel:
Aún
así, tenía que comprobar qué tal se comportaba en mi rostro, así que me la
apliqué y la trabajé bien con los dedos hasta que… ¡voilà! La protección se fundió con mi piel a la perfección, sin dejar
ningún corte de color entre la cara y el cuello ni subirme el tono ni un
poquito. Digamos que se adapta por
completo a mi tono de piel natural, quizá por su textura tan ligera y
acuosa.
No puedo decir
que actúe como una base de maquillaje ni bb cream
ni nada por el estilo, no es ésa su función. No cubre las imperfecciones por sí
sola, pero sí que iguala un poco el tono
y deja un aspecto muy saludable en la piel. A los pocos minutos de
aplicarla, se asienta y queda totalmente
natural, sin brillos pero tampoco matificando la piel por completo. Yo diría
que el acabado es semi – mate. En
cuanto a sensación, al tocar el rostro,
es como si no llevásemos nada de nada (:
La
he utilizado para todo menos para ir a la playa/piscina (para este fin tengo otra de Avène de la que os hablaré en breve). Cuando quiero maquillarme, la
utilizo previamente a la base de maquillaje, pero como Aquafluide ya unifica el tono de por sí, lo que hago es reforzar un
poco las zonas en las que tengo más imperfecciones con una base ligera, como la
Face and Body de MUFE o la de MAC, o incluso una bb cream, y, por supuesto, corrector donde más
lo necesite. En verano huyo por completo de sobrecargar demasiado la piel.
En
definitiva, creo que he encontrado una protección facial perfecta para todo el
año y la repondré nada más la termine. Eso sí, me haré con el tono neutro sin
lugar a dudas.
Su precio es de
14.90 € y contiene 40 mL. Es muy fácil de encontrar
en casi todas las farmacias y para – farmacias.
En
cuanto a Photoderm Après – Soleil puedo
contaros brevemente (para no hacer esta entrada intragable) sus características
y mi experiencia. Siempre tengo la costumbre de utilizar un After – Sun tras la exposición al sol,
puesto que no solamente hidratamos así la piel, también le aportamos
regeneración y “alivio”.
Photoderm Après –
Soleil tiene una textura de leche – gel, muy fresca y agradable. Se extiende prácticamente sola y la piel la
absorbe al instante, dejando una sensación de hidratación y frescor muy
agradables.
Quien más la ha
utilizado ha sido mi bebé de 16 meses, pues está
indicada sobre todo para pieles sensibles y, aunque la mía lo es bastante, él
me gana por goleada con su blanquita y delicada piel de bebé.
¿Qué
protección solar utilizáis para el rostro? ¿Me recomendáis alguna otra con SPF
50 y que no deje nada de sensación grasa/pegajosa? ¿Soléis utilizar after – sun
tras la exposición al sol?
Besos
miles y gracias por seguir siempre al otro lado,
Auxi