El Pie de atleta es una de las enfermedades habituales en niños y adultos con la llegada del verano, el calor y la humedad favorecen su aparición. Se trata de una infección producida por hongos que afecta a los espacios interdigitales y a la planta de los pies, algunos de los síntomas son mal olor, aparición de diminutas escamas en las plantas de los pies, sensación de quemazón, grietas, enrojecimiento, picor, etc.
Esta infección se contagia fácilmente en aquellos lugares donde se suele ir descalzo, por ejemplo en la piscina o en la playa, el hongo pasa fácilmente de unos pies a otros con el simple contacto e inicia su proliferación. Cuando no existe contagio, el riesgo de sufrir pie de atleta viene dado por factores como no secarse bien los pies después del baño, pies sudorosos que se mantienen húmedos durante varias horas (esto es algo habitual si se lleva un calzado que no transpira y cuyo interior está confeccionado con materiales como la espuma, el plástico, etc).
Los hongos proliferan rápidamente debido a que se alimentan de una sustancia que se encuentra en la epidermis y que se denominada queratina. Esta proteína es rica en azufre, uno de los principales componentes de las capas más externas de la epidermis, de ahí que la metabolización de la proteína por los hongos produzca el mal olor. De todos modos hemos citado varios síntomas pero no se dan todos a la vez, dependerá de la especie de hongo dermatofito y el grado de hipersensibilidad que tenga el niño, ya que en algunos casos se llega a producir incluso una reacción inflamatoria.
Aunque existen unas 42 especies de hongos dermatofitos, generalmente son los hongos antropofílicos los que provocan la infección, ya que viven exclusivamente en el ser humano, algunas de las especies que causan el problema son el Trichophyton rubrum y el Trichophyton mentagrophytes. Ante un problema como el Pie de Atleta, lo mejor es acudir al pediatra para que prescriba el tratamiento más adecuado, posiblemente un antimicótico que se suministra por vía tópica u oral, en casos más severos se prescriben antibióticos.
También se suele utilizar jabón que contiene sulfato de selenio y con el que se deben lavar los pies con frecuencia, pero siempre que no existan heridas. Dependiendo de la especie y los síntomas, se aplican antifúngicos que ayudan a evitar la humedad de los pies causada por el sudor, por la noche se suelen administrar un tipo de cremas que ayudan a inhibir la acción del hongo.
La prevención del Pie de Atleta pasa por mantener una correcta higiene de los pies, evitar andar descalzo utilizando sandalias en las piscinas, duchas públicas o cualquier lugar donde las personas vayan descalzas, y utilizar calzado de verano que sea transpirable y reduzca la sudoración, el calzado cerrado no es recomendable y mucho menos si existe infección por hongos.
Foto | Cristian Borquez
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Pie de atleta en los niños