Detalle de un collar con colgante de turquesa y plata de la sección de alquiler de Avenio
Desde que oí el dicho "la mano que lleva una turquesa no conoce nunca la pobreza" estoy queriendo escribir esta entrada. Y es que hablamos de una de las piedras semipreciosas que más me gustan. Merece la pena empezar la serie dedicada a las piedras semipreciosas con esta gema y así llegar a conocerla un poco más.
La turquesa es un mineral compuesto por fosfato de aluminio y cobre bastante escaso en la naturaleza y muy apreciado desde la Antigüedad por su belleza y por la aplicación que de él se hace en joyería y artes decorativas. La turquesa triunfó en culturas tan diferentes y alejadas como las orientales o las americanas prehispánicas. ¿Qué tendrá la turquesa que despertó siempre esa admiración?
Detalle de collar-corbata de perlas combinadas con cuentas de turquesa y plata de Avenio
Sin duda su color, en variaciones que van desde el azul claro al verde manzana o amarillento, pasando por el azul verdoso, ha sido determinante en su reconocimiento y apreciación. La turquesa es por lo general opaca, blanda (5-6 en la escala de Mohs) y bastante sensible agentes externos como luz o calor intensos, transpiración o productos químicos.
Curiosamente su nombre proviene de la palabra francesa "turquoise", es decir, "turca" porque Turquía fue durante mucho tiempo mercado de turquesas a pesar de que allí no se producen. Desde Turquía fue introducida en Europa aunque en esta parte del mundo no es realmente utilizada hasta el fin de la Edad Media.
Los principales focos productores de turquesa actuales están en el actual Irán, China, Afganistán, Australia, Chile y otros países de Sudamérica y Estados Unidos.
Entre los antiguos egipcios, aztecas o persas, la turquesa era considerada tanto una joya como un amuleto protector y de buena suerte y era aplicada a la decoración de máscaras funerarias o rituales, joyería y vestimenta de reyes y nobles, pectorales y toda clase de objetos utilizados en ritos religiosos, festivos o militares. Igualmente, es una piedra semipreciosa con gran presencia entre las culturas indígenas norteamericanas, algunas de las cuales hasta la vinculan a la creación del mundo. Aquí os recomiendo el artículo de la Unidad de Información Científica de la Universidad Complutense de Madrid titulado "El viaje de la turquesa a través de la ciencia y el arte"
Serpiente bicéfala azteca-mixteca. Museo Británico
¿Qué decir de las propiedades curativas y protectoras que se le atribuyen a la turquesa? Todas las culturas que han apreciado a esta gema le han adjudicado bondades: desde prevención de enfermedades, antídoto contra la picadura de las víboras, guardián de la virtud de las doncellas, talismán de marinos y navegantes, talismán para propiciar la fecundidad de las mujeres y hasta termómetro del estado de ánimo de su dueño. Vista la variedad, que cada uno elija de las turquesas las propiedades que más le convengan.
Las clásicas maisons de la alta joyería nos deleitan con impresionantes creaciones con turquesas, pues como veis esta gema ofrece infinitas y bellas posibilidades. Boucheron, Vasari y siempre mi preferida, Dior.
Si tienes joyas con turquesas, has de saber que dada su fragilidad, es preciso tratarlas con delicadeza. Unos simples consejos para su cuidado:
1. No usarlas en la playa
2. No aplicarse perfumes o cosméticos de cualquier tipo cuando las llevas puestas3. Después de su uso deben limpiarse con un paño suave de algodón para eliminar la suciedad
4. Deben guardarse de forma individual en una bolsa de seda o algodón para que no se rayen o ensucien con otras piezas
Para los que queréis más detalles sobre esta piedra semipreciosa, podéis consultar la Biblioteca de Joyería Ibarra.
Buenos días y buena suerte con vuestras turquesas.