Revista Religión

Piedrecillas

Por Frabreum @FRABREUM

Piedrecillas
Recuerdouna vez que caminé junto a un riachuelo de Texas hace muchos años con mi cuñadoEd y David, su hijo de tres años. Mientras caminábamos, David había estadorecogiendo piedras lisas y redondas de la corriente. Las llamaba “cerditos”porque su forma redonda le hacía pensar en cerditos.
David semetió una serie de “cerditos” en los bolsillos, y cuando se le terminaron losbolsillos, comenzó a llevarlos en los brazos. Después de un rato empezó atambalearse bajo el peso de las piedras y se quedó atrás. Era evidente que sinnuestra ayuda nunca llegaría a la casa, por lo que Ed dijo: “Ven, David, déjamecargar tus cerditos.”
El rostrode David se cubrió de renuencia por un momento, y luego se iluminó. “Ya sé –dijo — . Tú me cargas a mí y yo cargo a mis cerditos.”
Muchasveces he pensado en ese incidente y en mi propia insistencia infantil en quedebo llevar mi propia carga. Jesús ofrece llevar todas mis cargas, pero yo meresisto por terquedad y orgullo. “Tú me cargas a mí – digo —, pero yo cargo mis“cerditos”.
“¡Piénsalobien, no deberías tratar de llevar todas tus cargas tú solo! cuando Jesús tepide que eches “toda [tu] ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de [ti]”(1 Pedro 5:7).
¿Has puestohoy TODOS tus “cerditos” en los fuertes brazos de Jesús?
Mateo 11:28Venid á mítodos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.Salmos55:22Echa sobreel Señor tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.
Fuentes:Renuevo de Plenitud

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