Es toda una debilidad: esas canciones en las que un alguien pide a a otro alguien que se case con él (o ella), una opción lírica cada vez menos usual, por aquello que el romanticismo no está precisamente de moda, y que sin embargo tiendo a interpretar (probablemente de forma errónea) como un posicionamiento a favor de esa supuestamente trasnochada actitud. Pero con The Lottery Winners no cabe lugar a dudas: no sólo porque ellos mismos se definen en su web como “born in Salford and raised on romance”, sino porque son una fantástica banda de pop capaz de firmar versos tan estratosféricos como:
“So marry me / I’m not a perfect person / but I’ll try to be everything you need.”
Atentos, pues, a The Lottery Winners, porque son buenísimos, y porque creo que no vamos a poder dejar de escuchar sus fabulosas canciones en este 2014. Comandados por Thomas Rylance, el cuarteto de Manchester ensambla como pocas bandas unas melodías herederas del jangle-pop de los ochenta, con versos condenadamente precisos: de esos que sólo puede escribir alguien cuya educación sentimental ha sido forjada en la misma medida por los (inevitables, pero necesarios) fracasos amorosos y la (peligrosa, pero adictiva) exposición al mejor pop británico; alguien capaz de entender -aunque eso suponga aceptar la condena de convertirte en un solitario Robinson- lo importante que puede llegar a ser una canción.
La banda la completan Robert Lally, Joe Singleton y Katie Lloyd, y caramba, aunque la agrupación se formó en 2008 aún no han publicado nada, no al menos en soporte físico. De momento sólo están sus canciones en soundcloud, el creciente runrún en torno a ellos en la blogosfera, un curioso “stadium tour” que les lleva de estadio de fútbol en estadio de fútbol, antes del comienzo de cada partido, y su probada calidad como teloneros de bandas como The Futureheads o The Charlatans (que tampoco es moco de pavo). Pero dejadme que sea entusiasta, caray , que hay motivos para serlo: si las cinco canciones contenidas en el EP que publicarán este año (se llamará “Somebody Loved You” y de momento poco más se sabe) son la mitad de buenas que las que hemos podido escuchar hasta ahora, nos sobran razones para el optimismo. Y si directamente son alguna de esa canciones que ya hemos escuchado, entonces, lo siento pero este año tendréis que aguantar -una vez más- el estampido de los fuegos artificales.
Justifiquemos tanta alabanza del mejor modo posible, con sus pluscuamperfectas canciones: “Elizabeth” es pop saltarín capaz de derretir los corazones de los que enamoramos de los Kisses de “Funny Heartbeat“, aunque el poso británico tiene aún mayor peso en los mancunianos. “Heavy Heart” -su último single, y firme candidata desde ya a ser una de las mejores canciones pop del año- cuenta con una irresistible línea de sintetizador que seguramente cuenta con la bendición de Roddy Frame, y en el estribillo de “Something To Leave The House For” dejan incluso traslucir la influencia de grupos enormes de la década prodigiosa del indie de las islas, como Orange Juice. Pero no todo son himnos eufóricos para treintañeros inmaduros que siguen poniéndose en casa el DVD de “The Breakfast Club” (ahí me incluyo yo): en “Learn To Sleep” la sombra divina pero enorme del mismísimo Morrissey se encarga de mostrar lo bien que se les da a estos chicos el melodrama y la más sublime depresión. Y aquí es donde llegamos a The Smiths. ¿Lo hemos dicho ya? A The Lottery Winners les encantan The Smiths, tal y como queda claro en esta maravilla llamada “Pillows” por la que deberíamos empezar a llevar gladiolos a sus conciertos. Y a mí (¿se nota mucho?) me empiezan a entusiasmar pero mucho mucho mucho The Lottery Winners: quizás a ellos les ha tocado la lotería, pero estoy convencido de que realmente somos nosotros los afortunados.
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