Y digo historiados porque como podréis ver son algo más elaborados de lo habitual pero es que están tan buenos, que de vez en cuando darnos este gustazo es una pasada. De consumo moderado, una vez al año no hace daño, así que vamos a ello.
INGREDIENTES
-11 pimientos del piquillo
-una morcilla de arroz
-unos piñones
-salsa bechamel (si no sabes prepararla la tienes en el apartado salsas de este blog)
-harina corriente
-un huevo para rebozar
-perejil picado
-aceite de oliva y sal
PREPARACIÓN
Con estas cantidades han salido once pimientos rellenos, para que os hagáis una idea. Si sobran no importa, daremos buena cuenta al día siguiente.
Lo primero ponemos a hacerse la morcilla. Ponemos al fuego mediano una sartén mediana y cuando empiece a calentarse ponemos la morcilla sin piel. La vamos rompiendo con una cuchara de madera hasta que esté totalmente desmigada. Ponemos ahora unos pocos piñones y dejamos que se haga bien moviendo de vez en cuando.
Mientras, sacamos los piquillos de la lata y los vamos poniendo en un plato para que vayan escurriendo de su caldo. Cuando esté la morcilla lista, la echamos con una rasera en un colador grande sobre la misma sartén para que escurra toda su grasa y lo dejamos ahí templar.
Mirad cuanta ha soltado.
Dejamos templar y vamos rellenando los pimientos con esta mezcla.
Ahora preparamos una bechamel que sea densa para que cuaje bien cuando se enfríe. Si es demasiado líquida no se podrán manejar. Si no sabes prepararla bien tienes un paso a paso muy bien explicado en el apartado salsas de este blog. Y esa receta está pensada para las croquetas con lo que es ideal para este plato. Cuando tengamos la bechamel ponemos un pimiento relleno y con cuidado le damos la vuelta para que se impregne bien por todos lados de bechamel.
Los vamos colocando en una bandeja grande. Ahora tenemos que dejarlos enfriar para poderlos manipular después.
Cuando estén fríos los vamos cogiendo con cuidado y los pasamos por harina sacudiéndolos un poco para que suelten el exceso de harina y los reservamos hasta que esté el aceite caliente.
Ponemos una sartén mediana con abundante aceite para freír los pimientos y cuando esté caliente, vamos pasando los pimientos por el huevo y a la sartén.
Les damos la vuelta para que se doren también por el otro lado
y los vamos colocando en un papel absorbente.
Servir bien calientes.