Quien me conoce, sabe que soy muy de aprovechar restos. En casa nos enseñaron que hay que tirar lo menos posible y con los años aprendí a dar un segundo uso a todo lo que va quedando por la cocina.
Así que cuando hice unos calamares rellenos y me sobró bastante salsita, la metí en un envase de plástico y la guardé en el congelador hasta nuevo aviso. Normalmente hago esto con todas las salsas que quedan. Luego me sirven para enriquecer otros guisos, arroces, pastas, etc.
En esta receta, quizá lo menos importante es el relleno de los pimientos, ya que también es un aprovechamiento de unos restos de pescado de una caldeirada a los que añadí una latita de atún en aceite. Sabéis que los piquillos son ideales para dar salida a estas pequeñas sobras. Una vez rellenos, podemos congelarlos así tal cual o cubiertos por una salsa.
Aunque yo utilicé una salsa de un guiso de calamares, cualquier otra salsa serviría, tanto de pescado como de carne.
PIMIENTOS DEL PIQUILLO RELLENOS
12-18 pimientos del piquillo en conserva (según comensales)restos de pescado ( merluza, rape, bacalao)1 cebolla1 diente de ajo1 lata de atún en aceite de oliva de 120grs.perejil, sal100 ml. (1 vaso) de leche evaporadaqueso rallado al gusto
Antes de rellenar los pimientos, aconsejo que los dejéis escurrir bien del líquido de la conserva.
Mientras tanto, preparamos el relleno pochando la cebolla y el ajo bien picado. Cuando esté blandito, añadimos el pescado y la latita de atún bien escurrido del aceite. Rectificamos de sal y añadimos el perejjil picado. Dejamos enfriar antes de utilizar.
Cuando el relleno esté frío, rellenamos uno a uno los pimientos.
La salsa de calamares la pasamos por un colador para eliminar cualquier resto que pudiera tener de la otra preparación.
Vertemos la salsa en una fuente y sobre ella vamos colocando los pimientos del piquillo con la punta hacia el centro.
Sobre los pimientos vertemos la leche evaporada.
Y finalmente cubrimos con el queso rallado. Yo he utilizado unos trocitos de San Simón y de tetilla que tenía por casa (ya sabéis; guardad esos pequeños trocitos de queso que van quedando, en un envase dentro de la nevera para este tipo de preparaciones).
Ahora solo queda calentar en el horno a 180ºC durante unos 10 minutos y gratinar hasta que la superficie esté bien doradita.
Para acompañar los piquillos, preparé unas patatas fritas en rodajas.
Texto y fotografías: Pilar Martínez
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LA COCINA DE LECHUZA