En alguna ocasión ya he comentado que a mi, como me gusta la tortilla de patatas es con su cebollita y sus pimientos, y es por eso que llevaba tiempo queriendo hacer esta receta que había visto por ahí alguna vez.
Desde que lo vi por primera vez, me pareció una idea estupenda: ¡rellenar los pimientos con la mezcla de la tortilla!
Resulta que al volver de nuestro viaje a Canadá, nos hemos encontrado el huerto repleto de tomates, pimientos y berenjenas. Y eso que no lo hemos regado ni cuidado durante más de 20 días. ¡¡Mamá naturaleza es realmente generosa!!
Al ver tanto pimiento tenía claro que esta receta iba a caer pronto. Pero cual no sería mi sorpresa al descubrir que precisamente es una de las recetas que esconde Mabel Primo en su cocina, así que me la podía llevar para el Asaltablogs.
He cambiado un poco la versión de Mabel pues ella la prepara como receta de aprovechamiento, con una patata cocida, y a mi me apetecía hacerla más “tortillosa”. Tampoco le he añadido las aceitunas que ella sugiere, y he cerrado los pimientos con un poco de harina, porque el líquido de la mezcla se me salía al dejarlos en la encimera.
El resultado ha sido un plato delicioso, que llena más de lo que parece. He puesto 4,5 pimientos pequeños por persona (sí, la mezcla ha dado para pimientos impares, y ha habido que compartir uno, jeje). Con una ensalada, o unas lonchitas de jamón serrano al corte de acompañamiento, tenemos un plato único, no muy pesado y delicioso.
Ingredientes: (2 personas)
- 8 o 9 pimientos pequeños
- 1 cebolla mediana
- 1 patata mediana
- 2 huevos
- aceite de oliva
- sal y pimienta
- harina
Elaboración:
En primer lugar, tenemos que limpiar los pimientos. Es decir, vaciarlos de semillas y hebras. Para ello, utilizaremos un cuchillo afilado sin sierra, les cortaremos los rabos, y con cuidado de no perforar la piel del pimiento, iremos cortando en rededor el corazón del pimiento, hasta que podamos sacarlo con los dedos. Rasparemos por dentro para separar también las hebras y los restos de semillas.
Una vez hecho esto, los lavaremos bien bajo el grifo, por dentro y por fuera. De esta forma si ha quedado alguna semilla suelta por dentro, saldrá flotando con el agua.
Lo siguiente que haremos será trocear la cebolla y la patata. Como los pimientos de mi huerto, supongo que por falta de agua, eran muy pequeños, he tenido que picar todo muy fino. Pero si tenéis pimientos más gordotes, no hará falta trocearlos tanto.
Ponemos después en una sartén suficiente aceite de oliva como para cubrir toda la base, y ponemos a pochar la cebolla con una pizca de sal. Cuando esté dorada, incorporamos las patatas, que cocinaremos hasta que estén tiernas e incluso algo tostaditas. Al añadir las patatas, rectificamos de sal.
Mientras que se hacen las patatas, podemos ir batiendo los huevos en un bol, salpimentamos e incorporamos la mezcla de patata y cebolla cuando esté lista. Con ayuda de un tenedor, o una cuchara mezclamos bien las patatas con el huevo, para que quede todo bien integrado.
Es el momento de comenzar a rellenar los pimientos.
Para hacerlo, podemos valernos de un vaso de tubo donde poner los pimientos si nos es más cómodo, o sencillamente sujetarlos con una mano, e ir rellenándolos con una cuchara con la otra.
Para los pimientos que tienen forma curva, yo he utilizado la parte gruesa de un palillo de comer (palillo chino) para empujar la mezcla hacia el fondo y así rellenar todo el pimiento.
Cuando tengamos el pimiento relleno, si lo soltamos en la encimera tal cual se nos saldrá la mezcla, pero podemos sellarla con un poquito de harina, y así tampoco se saldrá la mezcla al freírlos en la sartén. Otra opción es cerrarlos con un palillo de dientes y utilizando las propias tapas de los pimientos, como hace Mabel en su receta.
Por último, solo nos queda freír los pimientos en abundante aceite de oliva caliente, girándolos con cuidado para que se doren bien por cada lado. Si los pimientos son pequeños, en 2 o 3 minutos como máximo deben estar listos para sacarlos.
Los pondremos entonces en un plato con papel de cocina para absorber todo el aceite sobrante, y ya están listos para servir.
Podemos presentarlos enteros, o cortarlos en rodajas. Yo he decidido hacer una mezcla de las dos cosas.
¡Y ya tenemos listos nuestros pimientos rellenos de tortilla de patatas!
Ahora solo queda elegir el acompañamiento que más nos guste, (una ensalada, un poco de arroz hervido, unas lonchitas de jamón serrano), un poquito de pan, y ¡a disfrutar de este delicioso y original plato!
¡Que aproveche, Calderer@s!