Hace años, solía ir con mis padres de ruta de pintxos por el casco viejo de Bilbao: no faltaba nunca el mejillón del Baste, las pelotas de un bar en la plaza nueva, y por supuesto un pincho moruno en el Melilla y Fez de la calle Iturribide. Era como entrar en otro lugar, otra ciudad, esa parte de iturribide huele a especias, la calle se estrecha y se vuelve más oscura, te cruzas con gente de todos los lugares que te puedas imaginar, y a penas ves un bilbaíno con txapela.
Pero de eso ya hace unos cuantos añitos. Las últimas veces que he pasado por ahí, me lo he encontrado cerrado, espero que haya sido coincidencia, y que no hayan tenido que cerrar el negocio. Ahora los pinchos morunos en Bilbao han cambiado de lugar, han pasado de esa calle donde huele a Marruecos, a una zona donde más bien te ahogas en colonia, de una calle estrecha y oscura a una zona con jardines y amplias aceras. Se trata del café Iruña, en jardines de Albia, donde se siguen sirviendo esos pinchos, misma receta, misma forma de cocinarlos, y misma mezcla de limón con picante. Pero no es lo mismo del todo, no sabe igual, la solera que daba Iturribide, lo siento, pero no lo tiene el Iruña. A pesar de todo, están deliciosos.