De unos años a esta parte ha sido tendencia dar más valor a los materiales y estructuras interiores de nuestra casa. Si tras una reforma aparecía una pared de ladrillo, muchas veces se ha dejado tal cual, creando así un contraste rústico con casi siempre una decoración moderna o industrial.
Me encantan las paredes de ladrillo, me gusta el juego de texturas en una habitación si se deja una al descubierto, pero tengo que confesarlo, no me gusta mucho que no esté pintada. Con las paredes de ladrillo visto sin pintar me pasa un poco como con los muebles decapados o patinados, que me dan sensación de ‘sucio’ y los prefiero bien pintados y pulidos (que no en acabado brillo por eso).
La cocina de este pequeño dúplex sueco es una monada, pero para mí sería perfecta si pintaran esa pared de ladrillo de blanco :) ¿cómo os gusta más a vosotros? ¡Feliz jueves!
Vía: 55kvadrat