Si existe un enemigo público nº 1 en el debate de la sostenibilidad, éste sería el vehículo con motor de combustión. Y la discusión todavía está más clara si nos centramos en el vehículo privado.
Se considera factor clave en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), el cambio climático, el agotamiento de las reservas de petróleo, y los daños a la salud humana por los contaminantes que arrojan sus motores alimentados por combustibles fósiles.
Últimamente, estas preocupaciones han despertado un gran interés por el coche eléctrico, un concepto propuesto en el siglo XIX pero descartado por los intereses petrolíferos.
Quizás parte de la expectación que provocan planteamientos como el de los coches eléctricos de Tesla deben parte de su mérito a pioneros de la electromovilidad que allanaron el camino. En esta ocasión nos vamos a ocupar de una iniciativa singular que surgió a mediados de la década de los 80 del siglo pasado. Singular el vehículo, y magnética la personalidad de su creador.
El Sinclair C5 desarrollaba una velocidad máxima de unos 25 Km/h y tenía un radio de acción de tan sólo 15 Km. Era un pequeño monoplaza abierto a los elementos que exponía a sus conductores en más de una ocasión a jugarse la vida.
De su creador, Sir Clive Sinclair, podemos decir que ha pasado a los anales de la historia por ser una mente admirable de los siglos XX y XXI, pues sigue todavía en activo. Nacido el 30 de julio de 1940, este cautivador emprendedor e inventor británico fundó en 1961 la compañía Sinclair Radionics Ltd., empresa que lanzóen 1982 el ZX Spectrum, un ordenador que le supuso un éxito comercial sin precedentes.
El Spectrum era radicalmente distinto a los modelos anteriores, basado en el microprocesador Z80 y con una interesante capacidad de memoria. Con una buena resolución gráfica y un sistema BASIC muy avanzado, sus capacidades de color y su pequeño altavoz para emitir sonidos, lo hacían destacar entre sus competidores. ¡Nosotros tenemos una unidad en perfecto estado!
Pero el producto que nos interesa de Sir Clive fue el de su coche eléctrico, el Sinclair C5, una suerte de triciclo de funcionamiento híbrido, pues podía moverse con la energía producida por su batería y también a pedales.
El C5, lanzado en el Reino Unido a principios de 1985, se movía con un motor similar al de una lavadora, por lo que consumía muy poca electricidad. Era un vehículo para una sola persona, con el manillar por debajo de las piernas, que alcanzaba una velocidad máxima de 24 km/h, la mayor permitida en Gran Bretaña sin necesidad de permiso de conducir automóviles. Pero lo más atractivo fue su precio, pues se vendía por sólo 399 libras de la época.
El desarrollo del Sinclair C5 duró varios años, comenzando en 1979. Durante el tiempo que duró el proceso de producción, los costes crecieron, teniendo el propio Sinclair que vender algunas de sus acciones de Sinclair Research Ltd. para recaudar lo suficiente para no perder el proyecto. Por fin, Lotus fue la elegida para comenzar a producir en cadena el C5.
Al ser un vehículo descubierto, el Sinclair C5 no era apropiado para las inclemencias del clima británico. Su capacidad a la hora de subir cuestas o pequeñas colinas era nula. El motor se calentaba demasiado y dejaba de funcionar, teniendo que recurrir a los pedales o, incluso, a empujar. El frío del país acortaba la vida útil de la batería, y el hecho de que fuera tan bajo, y de tener que conducirlo recostado, hacían de él un transporte bastante peligroso que carecía de buena visibilidad.
Se vendieron 12.000 unidades, y muchos han pasado a ser utilizados en recintos cerrados
Pero fue un accidente que implicó a un conductor ebrio en un C5 lo que provocó que se le denegara el permiso de circulación, restringiendo su uso al nivel de la bicicleta. Este hecho hundió la empresa, y en Agosto de 1985, Sinclair Vehicles Ltd. anunció el fin de la producción cuando se habían vendido menos de doce mil unidades. En octubre del mismo año, la compañía quebró y el sueño del Sinclair C5 se esfumó.
Para finalizar confirmaros que Sinclair Research Ltd. continúa existiendo. Clive Sinclair sigue desarrollando inventos ecointeligentes como una minibicicleta plegable, denominada A-bike. Pesa 5,5 kilogramos y plegada ocupa un espacio de 67 x 30 x 16 cm, lo suficientemente pequeña para llevarse en una mochila. Su aspecto es parecido a los patinetes infantiles de dos ruedas.
La estructura telescópica de la A-bike reduce su volumen aparente cerca de un 25% cuando esta plegada. Un sistema de cadenas gemelas le permite moverse cerca de 3,2 metros por revolución del pedal a pesar de las pequeñas ruedas neumáticas. La cobertura rodea y protege completamente el mecanismo de trasmisión.
Todo un ejemplo de visión de los negocios y del desarrollo que ha llevado a Sinclair siempre a llevar lo último en tecnología al público menos pudiente.
Este es el anuncio de TV de este pionero de la electromovilidad:
¿Has disfrutado de algún producto de Sinclair?
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