Revista Opinión

Piratas del Mar Menor

Publicado el 07 diciembre 2012 por Cspeinado @CSPeinado

Piratas del Mar Menor.

Foto de Internet. A hacer puñetas...

Es extremadamente raro, en un país de mamadurrias variadas cómo el nuestro, ver una persona cómo Díaz Ferrán en prisión. Es más, ni en los sueños más húmedos de los más recalcitrantes detractores de nuestro pésimo sistema judicial podríamos haber visto a uno de éstos especímenes en prisión. Mucho menos con una fianza de treinta millones de eurazos y mucho menos por el auto de un juez de la Audiencia Nacional. Ignoro si algún extraño y desconocido resorte dentro del Estado ha saltado y por el mismo vamos a empezar a andar el camino hasta ser un país decente. Lo que sí se es que de hacerlo, los jueces deberían empezar a empollarse a fondo el código penal pues hay muchos, muchos, muchos delincuentes que no sólo siguen ostentando cargos de relevancia en éste país, sino que son muchísimos más los que ejercen un cargo público por el cual se nos esquilma, se nos insulta y se nos toca, día sí y día también,  las gónadas sin ninguna contraprestación. 
Trabajar más.
Ese ser fue jefazo del empresariado español. Obviamente, en los tiempos que corren, en que tantísima mierda se está echando sobre todo, no es difícil pensar que la Mafia empresarial lo eligió por ser, precisamente, el ser despendolado que ha resultado ser. No podemos hablar sino de una persona que, cobrando cien mil euros al año, ha conseguido que la declaración de la Renta le salga a devolver en unos dos mil euros. Eso dice mucho de la Agencia Tributaria, desde luego, dice mucho más de la casposa organización empresarial y pone en un brete a la justicia que debería, por una vez en la vida, actuar de oficio y mandarlo a prisión por unas cuantas décadas, después de que sean precisamente los delitos monetarios los que más someramente se están tratando, cómo hemos visto en la instrucción del caso Malaya. Un caso en que al final todos los implicados escaparan de rositas y al al final incluso veremos cómo de nuestros impuestos se les pagan indemnizaciones por el hecho acusatorio.
Y es que en éste país, ser un criminal está muy bien visto. A nadie se escapa que si hay Rusos a morir por comprar propiedades en España no es ni mucho menos por nuestro clima o nuestra comida, sino por la somera forma de aplicar la Justicia. Justicia que en todo es un lastre para el pobre, al que ahora encima se le ha acotado el acceso a la misma con lo de las nuevas tasas judiciales, y una ventaja para el rico, siendo además el país de la risa por cuanto las demandas que presentan los programas del corazón son mucho más tenidas en cuenta que ciertas implicaciones en personas públicas que se dilatan y se olvidan con el ánimo de seguir ahondando en una desconfianza total y absoluta del Pueblo soberano hacía las instituciones con las que rupturó el día que el sucialismo tocó poder y que ha mantenido hasta hoy al parlamento sometido al ejecutivo y al judicial ensuciado por el mismo gobierno que no sirve para nada más que para no hacer nada de provecho por la Nación.
Cobrar Menos.
Y es que en algo sí que tenía razón Díaz Ferrán cuando aún gobernaba el cotarro de Viajes Marsans. Hay que trabajar más y cobrar menos. Y puesto que todos los que podemos aún hacerlo hemos adoptado la medida de cobrar menos mientras la productividad ha aumentado, a base de amenazas por asentismo, por bajas médicas y por horas extras sin pagar, ahora deberían ser los demás los que se aplicaran el cuento. Hay que trabajar más en la Casta politicástrica y cobrar menos, que para lo que hace Chavez, cuatro intervenciones en el parlamento, veinte mil euros están muy bien pagados. Hay que trabajar más y cobrar menos del Erario público de todos los Españoles, que para que Rigau venga a ciscarse en los muertos de todos los españoles no queriendo salir con el escudo que nos identifican a todos, no hace falta estar rescatando a la Generalidad con el dinero que les quitan a nuestros hijos. Hay que trabajar más y ser menos pagados de sí mismos que al fin y al cabo son meros ejecutores de la voluntad popular y no, cómo se tienen tan creidos, al revés.
Por supuesto no quiero dejar pasar la ocasión sin recomendar a los jueces que den la patada en el suelo y que comiencen a exigir no sólo más responsabilidades a aquellos que, sin pertenecer al club de los pobres diablos, unos cuarenta millones en éste país, siguen mandándonos al carajo, sino que los empiecen a procesar en masa, pues no sólo son los responsables de gran parte de los males de éste país, de suerte que con un mapa y un dardo podrían acertar sin problemas donde hay unfoco de corrupción, sino que además no tienen el más mínimo atisbo de hacer propósito de enmienda y si de enmierda de todo lo que puedan llegar a tocar. La justicia en España está herida de muerte y cómo en la época taifal y feudal, sólo podrán acceder a ella los potentados y señores y el pobrecito de la base sólo podrá disfrutar de vez en cuando, esperemos que no demasiado de vez en cuendo, de ver el castigo paradójico a aquel que nos impelía a trabajar más por menos cuando él, que no ha dado un palo en su vida, se ha hecho de oro.
A tomar mucho por saco.
Es mi deseo más profundo no sólo para el calveras de la Declaración a devolver y para todos los sucedáneos de triunfadores que nos han dado éstos treinta y tanto años de farsa de democracia. Que les den mucho por el saco cómo nos están dando a los trabajadores, a los pobres, a los que para poder llegar a final de mes casi tenemos que vernos prostituidos por una casta infame de gente que hay que sacar de su cueva sí o sí antes de que ésto toque suelo y en vez de echarles la culpa por las buenas tengamos que empezar a exigirles cuentas por las malas. El tiempo pone a cada cual en su sitio y ha empezado la criba por la cual los empresarios, parte de la culpa de ésta crisis, comienzan a verse las caras con la Justicia. El día que los politicastros en general y zETAparo en particular se vean con treinta millones de fianza, ese día habrá que declararlo Fiesta Nacional y empezar a paracticar el tiro al concejal, al consejero, al diputado, al senado o al ministro. Es raro que el pueblo que hizo que Isabel II saliera por patas no pueda hacer que nuestros politicastros y empresariuchos tipo Ferrán empiecen a poner las barbas en remojo...


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