Revista Opinión

Piscinas, liceos y lazaretos

Publicado el 14 junio 2010 por Crítica
Piscinas, liceos y lazaretosPor fin, tras muchos gritos y jadeos el gobierno ha decidido parir el monte de la Reforma laboral. Cuando acusaba a la oposición de odiar a los trabajadores por proponer un “abaratamiento del despido”, debía estar muy seguro de que los brotes verdes iban a crecer fuertes como robles. El caso es que no ha sido así, por tanto a toda prisa se dedicó a engendrar in-vitro a un hijo no deseado al que poder sacarle la medula… ahora que los linfocitos de las encuestas están por los suelos.
Por supuesto, el monte ha resultado ser profundo como una mina de sal, profundo como las Marianas. Tan profundo que da vértigo mirar al fondo, por tanto es lógico que los pusilánimes prefieran mirar a otro lado y decir que efectivamente es una montaña.
Cuando un socialista se pone a hacer políticas liberales lo que le sale es más socialismo. Por lo pronto, la Reforma Laboral no es más que otra forma de promocionar el empleo subvencionándolo con dinero público; exactamente igual que hizo con el Plan E de infausta memoria. Además promociona la contratación de las mujeres por encima de los hombres; 200 euros es lo que vale más una trabajadora joven que un trabajador joven para los socialistas. El coladero de los 6 meses de pérdidas para despedir trabajadores, los más antiguos; cuando llevamos arrastrando 2 años de dificultades, no es más que la luz verde para despedir en masa y poder contratar personal con despidos más baratos y con la subvención correspondiente. Por supuesto el parao de esos despidos los pagaremos todos. Al final se sigue la lógica feminista radical de Zapatero; quitar a los padres para sustituirlos por sus hijas. Que en una casa haya un padre parado y que el único sueldo que entre sea el de la hija, es el panorama más triste y ruinoso que puede desear un país para su gente.
La Reforma del Millón de Desempleos (al tiempo), es un despropósito. Un churro mojado en la leche agria de la impotencia. Un insulto a la ciudadanía. Más discriminación entre españoles. Más intromisión del estado a través los jueces de los social en la economía. Dos años perdidos. Del socialismo solo puede decirse que va contra su esencia natural multiplicar la riqueza, su papel en el mundo es dividirla. El problema es que no pueden enfrentar una solución que pase por reconocer sus despropósitos.
Mao Tse tung durante el 'Gran Salto Adelante' arruinó China hasta llegar a empujar a muchas aldeas al canibalismo. Su obsesión por la metalurgia como única manera de avanzar industrialmente llevó a la ruina al resto de los sectores productivos del país. Todo se sostuvo y luego se tapó con ideología y propaganda. Los diez años del monocultivo del ladrillo en espacial los seis de Zapatero han sido el 'Gran Salto Adelante' de España, también hubo ideología, una ideología perversa basada en la especulación y en el egoísmo. El Estado hipertorfiado que se encargaba de manejar los dineros no sólo no dio las señales de alarma sino que provocó con su codicia que los efectos perniciosos se multiplicasen. Además, el Estado engañó a la opinión pública que de haber tenido información cabal hubiera podido salvar la situación en la mayoría de los casos. ¿Dónde estaba entonces el Estado que nos debía defender? En la ideología y la propaganda. En ese punto ya no se puede negar que es el Estado quien ha fomentado los dos efectos más devastadores para la economía española: la burocracia rampante y la inmigración.
Que sobran administraciones enteras, ministerios, oficinas, delegaciones, etc., no es una novedad. Sólo hay que llamar a un ayuntamiento por la tarde (no tan tarde) y oír en el contestador automático la retahíla de concejalías de una arcadia feliz: bienestar, igualdad, mujer, salud, juventud, fiestas, integración, participación ciudadana, cultura… detrás de cada una de estas bonitas palabras hay uno o varios burócratas cobrando 14 pagas que le están chupando la sangre económica al municipio y robando el pulso a la ciudadanía. Lo mismo es extrapolable a las Autonomías y a los Ministerios, pero en una proporción abrumadoramente mayor.
El problema es que la burocracia hoy ya ha perdido los tapujos. Se nos sientan tres en una mesa de cuatro: ¡y piden por nosotros! Eso sí: una sopa y una ensalada que está fresca y es muy sana. Mientras, la troika del bienestar no se priva de nada; y ojo con reprochárselo, que todavía te retiran la sopa. Es lo que pasa cuando la demanda no nace del ciudadano sino desde la administración, que siempre encuentra medios para engordarse a sí mismo.
Piscinas, liceos y lazaretosA todo el mundo el mundo le gustan las piscinas ¿no? A bote pronto sí. Esa premisa basta para que unos burócratas decidan por su cuenta que tiene que haber piscinas municipales. La cosa es sí parece loable; hay una supuesta demanda y la administración no va a esperar a que el mercado analice si merece la pena explotar esa posibilidad, así que mete a su gente a construir, comprar terrenos, contratar personal para que funcionen las piscinas. Todo eso necesita burócratas y los burócratas necesitan dinero, que obtienen de todos los vecinos: pero como la premisa es que a todo el mundo le gustan las piscinas, si se reparte alícuotamente no es un gasto tan grande.
Llega el verano ¿y dónde va a ir un vecino? A la piscina, qué remedio, si es lo único que hay; y es una pena porque resulta el empresario que pensaba poner un minigolf se lo pensó mejor al ver que competía con las piscinas del Ayuntamiento, no digamos ya del que pensaba poner una piscina con trampolines olímpicos.
Así que como con lo que al vecino le queda del sueldo, después de impuestos, no es demasiado decide ir a la piscina. Cuál es la decepción cuando, en la mayoría de los casos, se encuentra que la piscina está tomada por pandilleros la mayoría hijos de inmigrantes, que no han contribuido en los gastos de la construcción ni en el mantenimiento, pero que se aprovechan del precio de una entrada subvencionada por el Ayuntamiento para enseñorearse de la misma. Así que, al final, al vecino lo que le queda es volverse a su casa a mirar por la ventana como el concejal de piscinas carga su coche nuevo para irse de vacaciones a la playa.
Si uno analiza la demanda al final se ha pagado un precio exorbitante para un servicio por el que no pagaríamos ni la mitad del precio subvencionado, que ya de por sí es la mitad del precio de mercado. Si desincentivan la demanda pero se mantiene artificialmente la oferta, el decalaje monetario entre ambas lo pagamos todos igualmente. La estafa  del gobierno es que nos hace creer que sin la burocracia esa piscina no existiría, con lo que desparecería un bien público ¿Y? Ya hemos visto que habría otra piscina con trampolines olímpicos, y si se va ir una vez al año, como a la pública, buen dinero se habrá ahorrado el vecino; además tendría la opción del minigolf y, para colmo de satisfacciones, probablemente el vecino ex concejal sería quien le picase los tiquets.
Pues este ejemplo de las piscinas sirve para todo lo demás: Trasporte, salud, vivienda, educación... y detrás de todo ello hay uno o diez mil burócratas, por tanto la burocracia es el primer obstáculo a derribar para salir de la crisis, sobre todo quitando de las mentes de la opinión pública la superstición del Estado benefactor, que tan nefastas consecuencias económicas y morales ha traído. El otro mal que hay que erradicar el la inmigración acomodada en España por la vía del desistimiento administrativo de esos mismos funcionarios que decidieron por su cuenta y riesgo limpiar sus negras almas de burócratas con el dinero de los contribuyentes.
Hoy es noticia que la Junta de Andalucía ya tiene ultimado el III Plan Integral para la Inmigración en Andalucía 2009-2013 (PIPIA). Este programa, que cuenta con un presupuesto inicial de ¡2.500 millones! sólo en Andalucía, a invertir hasta 2013 y consigna una partida al Área Socioeducativa de 1.244 millones, prevé la puesta en marcha de un programa piloto de escolarización mixta destinado al alumnado inmigrante o de colonias de residentes extranjeros de lengua no española.
 Esto es obviamente la apoteosis del despilfarro y del descaro. No solo las administraciones crean un problema tremendo al ciudadano con la inmigración, sino que atracan al contribuyente para sostener una burocracia enorme que bendiga esa estafa. ¿2.500 millones de euros para integrar? Con ese dinero se podrían pagar becas anuales de 10.000 euros a 90.000 universitarios andaluces en Europa o EEUU ¿Hay tantos universitarios en Andalucía? Entiendo que la siguiente pregunta que se hará alguien sensato es: ¿y no puede ser que los extranjeros que lleguen a España se integren con su dinero? ¿Y no puede ser que al extranjero que no se integre, no sólo no le lleguen los beneficios de un sistema pagado por todos, sino que se le retire la alfombra roja? Aquí nos extrañamos del déficit del Estado, de la falta de liquidez pero es que estamos en círculo vicioso de corrupción pública que nos arrastra al fondo como si estuviéramos encadenados a una losa.

La crisis española no se puede entender ni explicar sin  el fenómeno de la inmigración. La propaganda multicultural de la clase política, el quijotismo de los españoles, la pereza intelectual y la presión de los hechos consumados. La causa: se han construido millones de viviendas y se ha realizado gran cantidad de obra pública en parte con fondos europeos. Toda esta obra no está pagada más que en un pequeña parte, pero gran parte de los sueldos para realizarla ha ido a manos de la mano de obra barata inmigrante. ¿Qué ha pasado con estos capitales? Buena parte de ellos se ha salido de España para ayudar a montar negocios en el extranjero, para comprar casas en el país de origen de los inmigrantes y para el sostenimiento de sus familias en el extranjero.
Tenemos al Estado permitiendo una inmigración que se lleva el dinero del país, mientras aquí hay una crisis de liquidez y de consumo, pero que, además, gasta inmensos recursos públicos en integrarlos. Sabemos que las dos partidas presupuestarias más costosas, en las que se va la mitad del dinero del Estado son sanidad y educación. Un trabajador medio entre el IVA, las cotizaciones sociales y las cotizaciones a la seguridad social deja la mitad de su nómina en manos del Estado. Bueno, pues una cuarta parte de su sueldo (entre 250 y 500 euros mensuales) irá con seguridad a pagar la educación y la sanidad de otros. De entre esos otros ni siquiera serán españoles, buena parte son extranjeros que por el mero trámite intrascendente de un empadronamiento, ya tienen derecho a disponer mensualmente de su parte de esos 250 o 500 euros de cada trabajador español con nómina. ¿Es esto justo? ¿Es justo que se permita? ¿Es justo que se fomente? Desde luego que no, es inadmisible.
Si laminar la burocracia es el medio para dinamizar la economía y fortalecer la fibra moral de la nación, el quitar los incentivos a una inmigración, que ha resultado nefasta, es lo que traerá el oxigeno de liquidez que necesitamos los españoles para invertir con libertad en todo aquello que demandemos. 
Por tanto si las dos partidas más importantes son sanidad y educación habrá que empezar a valorar nuevas ideas para reconducir esa sangría de fondos. Por lo pronto habría que sacar a todos los niños extranjeros de los colegios institutos y universidades públicos españoles. No permitir que ningún niño o joven extranjero, a no ser por motivo de un intercambio, se matricule en un colegio público español. De ninguna manera. Obviamente esto iba a suponer un problema para los padres de esos niños, al menos hasta que decidan si les compensa seguir en un país que ya no dedican buena parte de esos 250 a 500 euros mensuales de cada uno de sus ciudadanos a subvencionarles esos servicios.
Piscinas, liceos y lazaretosNaturalmente para los que se queden habrá que habilitar la posibilidad de una educación para sus hijos que, por supuesto, deberán pagar ellos mismos. Convendría crear una red de liceos para los alumnos extranjeros, que se financie a medias entre los padres y los países de origen de los extranjeros. Podrán agruparse, por ejemplo, en los liceos iberoamericanos, o el liceo árabe, el liceo chino, o por países, si estos están interesados en la educación de sus ciudadanos: liceo ecuatoriano, liceo marroquí, etc.  Por supuesto la educación la decidirán los padres y, siendo entidades privadas, el profesorado y el resto serán personal contratado. Lo más irónico es que aquellos liceos que se organicen adecuadamente, y una vez que la inmigración que ha utilizado el sistema en su favor emigre de nuevo, es posible que terminen dando un educación mejor que la pública española, y quién sabe si no les interesará laos padres españoles matricularles en esos colegios, lo que sería un ejemplo muy edificante y positivo para la sociedad.
Piscinas, liceos y lazaretosSi el ejemplo de las piscinas servía para trasportes, vivienda, etc., el ejemplo de los liceos es extrapolable a la sanidad, el otro gran servicio público oneroso. La regla es la misma; ningún tratamientos ni cuidado en un hospital público española a un extranjero, en ninguno de sus niveles. Por supuesto eso exigiría la creación de una red de lazaretos privados (árabes, iberoamericanos) sostenidos con el dinero de los extranjeros y el de sus países de origen, en los que se atendería medicamente. Entre tanto, la sanidad privada existente deberá ser la que atienda en exclusiva tanto las consultas como las curas y por descontado la intervenciones y tratamientos. Los seguros que deberán suscribir los inmigrantes con las compañías privadas tendrán que reflejar estos servicios adicionales que hasta ahora pagaba el resto de los españoles de sus impuestos.
Hoy en día estamos viviendo un síndrome de desintoxicación colectivo producto de la adicción estatalista en la que nos ha metido el gobierno. Podemos desintoxicarnos de una vez y por las bravas, o seguir siendo unos dependientes de por vida, con la perdida de autoestima y oportunidades para el futuro. España es una gran país que aún puede dar lecciones de grandeza, que serán recibidas positivamente incluso por aquellos que hoy se pudieran ver perjudicados por medidas contundentes. Que a España le vaya bien le conviene también al mundo, que le vaya mal no le conviene a nadie. Hoy nos jugamos ser un ejemplo para lo bueno o para lo malo. Confiemos en que sea para lo primero.
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