autor | José Javier Quintana
Todos los años por estas fechas tenemos por costumbre tomar conciencia de cómo puede ser el año entrante a estrenar en breve. Llevamos unos cuantos años donde nadie tiene excesivas certezas a la hora de pronosticar el comportamiento de la economía, cada vez más influenciada por la globalización. Nosotros en España tenemos nuestros propios problemas que nos hacen sufrir mucho más cualquier variación negativa de la economía propia y/o global. Pero bueno, vamos a examinar los datos de los que disponemos para intentar hacernos una composición de lugar y poder tomar decisiones.
Como siempre empezamos por ver qué expectativas de crecimiento para España tenemos a nuestra disposición gracias a organismos, administraciones y servicios de estudios de bancos Al ir a recoger los datos en la web, he encontrado este estupendo gráfico que ilustra el post en un artículo de ABC, que además nos añade el dato de la tasa de paro.
Sobre estas previsiones hay que creerse lo justo y pensar más en la tendencia que nos marcan. Eduardo Martínez Abascal nos dice en su post “Las (malas) previsiones del FMI. ¿De quién hay que fiarse?” que le inspira más lo que dicen las empresas que ciertos organismos y lo demuestra con datos. Es habitual que se hagan encuestas a las empresas, por ejemplo en el IESE, en Manpower, etc. y parece que estas encuestas empiezan a decir que el paro empezará a mejorar en 2014.
A este respecto cabe decir que hay un cierto consenso a la hora de pensar que la economía española crecerá poco pero crecerá y que el paro bajará poco pero empezará a bajar en el verano de 2014. Asímismo se piensa que la prima de riesgo seguirá controlada y seguirá bajando hasta llegar a mantenerse entorno a los 220 puntos básicos.
A los arquitectos nos interesa saber cómo va a ir la economía en general porque eso afecta a nuestro pequeño cliente. A este respecto parece el que el consumo empieza a mejorar un poco después de cinco años en descenso. Ahora bien, también nos interesa saber que va a pasar con los sectores donde están nuestros grandes clientes, inmobiliario y público y quienes les financian.
Sobre el sector inmobiliario, podemos avanzar que las previsiones de las grandes empresas españolas sobre la evolución del sector son pesimistas. Por ejemplo, estoy en disposición de decir porque tengo información de primera mano que Portland la filial cementera de FCC trabaja con la hipótesis de que el estancamiento llegará hasta 2017.
El saneamiento del sector no se ha terminado de producir, para que esto ocurra el stock debe liquidarse y pasar a manos de los clientes finales. Hay dos caminos (1, el corto) de las promotoras (las que pueden aguantar) a los clientes finales y (2, el largo): de las promotoras (las que no pueden) a los bancos, éstos (los bancos) deben afrontar la perdida de valor para poner los activos a precios de mercado (por sus propios medios o vía sareb) y que así sean vendidos y desaparezcan del stock. Todavía a día de hoy grandes empresas como Sacyr Vallehermoso están al principio de ese proceso y acaban de pactar la liquidación ordenada de los activos con la banca. Un dato más, ayer mismo se publicó en “el confidencial” un artículo de Elena Sanz titulado “Esto no ha acabado: la vivienda seguirá cayendo, al menos por siete razones” donde están de acuerdo con mi tesis de que el saneamiento no está completado.
Sobre la pregunta del millón ¿fluirá el crédito? Llevo oyendo desde hace mucho tiempo que sí, que enseguida va a fluir, pero la cuestión es que no fluye. Y la verdad que no tengo ningún dato que sea esperanzador. Hay una cuestión muy a tener en cuenta y es la decisión del Banco central Europeo de penalizar a los bancos por su exposición a la deuda pública porque parece que va dirigida precisamente a eso, a que el dinero vaya a la economía real, es decir a que fluya el crédito. Sé de buena tinta que los bancos se han puesto a estudiar a fondo esta disposición de Draghi y eso quiere decir que el asunto no es baladí.
Ahí es donde entra otro sector de interés nuestro, el sector público. Un sector muy endeudado que tiene como toda la economía española un problema de exceso de deuda que le obliga a contener el gasto. Nada parece que vaya a cambiar a medio plazo. Si no se crece, no se cobran impuestos. Si no se cobran impuestos, no hay ni gasto ni inversión y así es difícil crecer y se genera un círculo vicioso del que es difícil salir.
Tengamos claro que el problema de España es un problema de indigestión. Necesita reducir el volumen de su deuda (no sólo la pública también privados y empresas) y poniendo un ejemplo que aclara bastante la situación podríamos decir que “engullir ese elefante le va a costar bastante a la boa”.
Termino con un atisbo de esperanza, los economistas son analistas, analizan muy bien lo que ha pasado, pero no tienen demasiada idea de prever el futuro como demuestra el hecho de que casi nunca aciertan. Nouriel Roubini, a quien por cierto tuve oportunidad de escuchar en directo en 2008, predijo esta crisis en la que estamos en 2007 y fue la excepción que confirma la regla porque lleva 6 años sin acertar ninguna predicción más.
Esperemos que esta vez se equivoquen y que las cosas vayan mejor de lo pensado.
Que cada uno extraiga sus propias conclusiones y tome las decisiones que deba respecto al futuro de la actividad de su empresa y acierte.
¿Estás de acuerdo? ¿No lo estás ? Házmelo saber…
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