Pero yo estoy feliz, por que me encanta el otoño. Me encanta la lluvia, las alfombras de hojas, la primera vez que siento el olor de las castañas recién hechas mientras voy por la calle y saber que dentro de poco volverán los abrigos, las bufandas, los jerseys ¡y el frío! me vuelve loca... Supongo que será por que nací en pleno invierno, por que la verdad es que conozco a poca gente a la que le guste estas dos estaciones, más bien se las pasan gruñendo...
Pero sobre todo me gusta el otoño cuando llega ese momento en el que me siento en el sofá, después de cenar, dispuesta a desconectar viendo alguna serie, me tapo con la mantita y mis dos gatos aparecen como por arte de magia encima del sofá (y de mi) para que les dé su sesión diaria de mimos... Vale que a veces me siento un poco esclavizada por que no me dejan parar ni un segundo, que en cuanto les quito la mano de encima se giran para mirarme con los ojos entrecerrados y sueltan algún maullido que a mi me suena a "¿pero qué haces? ¡sigue!". Aún así, me mola :).
Y encender el horno sin dudarlo ni un segundo ¡es toda una delicia! Más de tres meses esperando a que llegara ese momento en el que te preguntas ¿qué hago para comer? y sin que te entren los siete males ni sudores fríos solo por pensar en encender el horno dices ¡una pizza! Y te pones a preparar la masa con una sonrisa de oreja a oreja, por que en otoño da gustito encender el horno y notar el calorcillo mientras preparas las cosas ¿verdad?
Y así es como este año hemos abierto la veda del horno, por que la del otoño ya la abrimos la semana pasada con un rico cocido jaja. Esta vez decidimos ser un poco más buenos y nos decantamos, bueno, mejor dicho me decanté (por que el cocinillas quería echarle pavo...), por una pizza vegetariana de masa fina ¡y qué gran acierto! Casi sin pensar en los ingredientes hemos conseguido una mezcla muy sabrosa y suave, de las que te saben diferente a cada bocado y te la acabas casi sin darte cuenta.
Así que esta es otra recetilla rápida y bien rica que nos puede sacar más de un apuro. Además, como solo lleva vegetales, nos podemos dar el capricho de comernos una pizza sin sentirnos muy culpables ¿verdad? Al menos es lo que me ha pasado a mi :P.
Ingredientes para la masa
- 250 gr. de harina especial para pizza (que lleva levadura)
- 125 cl. de agua tibia
- 54 cl. de aceite de oliva suave
- 1 pizca de sal
- Tomate triturado para la base
- 12 espárragos verdes frescos
- 8 tomates cherry
- 3 champiñones grandes
- 1 trozo de pimiento rojo
- 1 bola de mozzarella fresca
- Sal y pimienta
- Orégano seco
- Aceite de oliva virgen extra
Con la ayuda de una batidora o a mano, mezcla la harina, el agua, el aceite y la sal hasta conseguir una masa homogénea y un poco chiclosa, pero sin que llegue a pegarse totalmente a los dedos. Deja que repose en un bol tapada con un trapo durante 30 minutos.
Pasado ese tiempo pon a precalentar el horno a 200ºC, calor arriba y abajo.
Cubre la bandeja del horno con una hoja de papel para hornear y estira la masa con la ayuda de un rodillo o con las manos, dejando un pequeño reborde por todo el contorno. Añade tomate triturado cubriendo toda la superficie de la masa.
Limpia bien todas las verduras y córtalas en rodajas finas o trozos no muy grandes, así conseguirás que todos los ingredientes se hagan a la vez y que la pizza no tarde mucho tiempo ;). Nosotros comenzamos poniendo el pimiento rojo, los champiñones y los tallos de los espárragos verdes.
Continuamos añadiendo la mozzarella cortada en rodajas, los tomatitos cherry cortados por la mitad y las puntas de los espárragos. Antes de meter la pizza en el horno salpimienta y vierte un chorro de aceite de oliva por encima.
Mete la pizza en el horno unos 30 minutos aproximadamente o hasta que veas la masa dorada y las verduras estén hechas.
Antes de servir vierte un chorro de aceite de oliva virgen extra y espolvorea un poco de orégano por encima.