PLANETA DE EXILIO, de Ursula K. Le Guin.

Continuación de El mundo de Rocannon, que ya reseñé en su día, Planeta de exilio (1966) es una obra englobada en los que se conoce como "ciclo de Ekumen", de la genial Ursula K. Le Guin. No estamos ante su mejor novela, ni siquiera ante una de las mejores, pero también es verdad que en sus páginas se vislumbra la genialidad de la autora.
El planeta Werel es habitado por dos razas inteligentes distintas: los tevaranos, raza autóctona del planeta, y los lejosnatos, raza nómada llegada de las estrellas que sufre una prolongada decadencia. Ambas razas deberán encontrar la forma de entenderse para enfrentarse a un enemigo común: los Gaal, el pueblo de las nieves, que avanza hacia el Sur y amenaza con destruirlas a ambas a su paso. Con esta premisa Le Guin afronta el tema del mestizaje entre razas, la mezcla de pueblos y culturas, las barreras que debe sortear la civilización. La autora juega con los prejuicios, el racismo incluso. Un dato curioso es que ambas razas se denominan a sí mismas como "humanos", mientras que se refieren al otro con su nombre. Lo fuerte de esta historia es la interacción entre los personajes de ambas razas, centrado en la relación amorosa entre Jakob Agat y Rolery, los cuales deben sortear las miradas de odio de sus semejantes ante semejante tabú quebrado. Un poco a la manera de Romeo y Julieta pero sin centrarse exclusivamente en esta relación. 
La ambientación de Werel es correcta, sencilla incluso. Está claro que a Le Guin lo que más le preocupa no es inventarse un mundo y describirlo con pelos y señales. ¡Menos mal! Empiezo a estar cansado de esos autores que sólo saben imaginarse mundos con tres soles, árboles que hablan y criaturas milagrosas. Logra, en cambio, cierto velo de amenaza (los gaal) que obliga a los personajes intensificar y forzar incluso, sus relaciones.
La forma de narrar de Le Guin es agradable, delicada incluso, primando antes "lo que dice" del "cómo lo dice". Y es que cuando alguien lee a esta autora, busca la interacción entre los personajes, sus conflictos y resoluciones. Para otras banalidades ya tenemos otros autores.