Revista Cine

Planeta rojo (2000)

Publicado el 03 mayo 2013 por Vigilis @vigilis
Esta no es ni de lejos la peor película del mundo, aunque su fracaso en taquilla la ponga entre las peores. Se ve el espacio, naves espaciales, astronautas, bichitos, un robot esquizofrénico y a Val Kilmer antes de que se volviera la persona más gorda del mundo. Puedo decir muy rápido unas doce películas peores que Planeta Rojo. Así que lavaos la boca cuando habléis de esta película.

Planeta rojo (2000)

Val Kilmer después de comerse Asia.

Entre el fin de la guerra de los Balcanes y el ataque de Saddam Hussein contra las Torres Gemelas, el mundo molaba. Los dominicales llevaban en portada pequeñas sondas de exploración espacial y el cine volvía a la espectacularidad de décadas pasadas tras la seca y horrible década de los 90. Rodar Planeta Rojo fue una buena idea en aquel momento. Esta película trata de evitar ciertos errores de mala ciencia aún contando una historia que carece de sentido. Es meritorio hacer eso.

De qué va 
(ojo, se revelan de talles de la trama que probablemente te hayas perdido por quedarte sopa viendo la peli)
En el Futuro Cercano, la gente se vuelve completamente idiota o bien existe la magia, por lo que el planeta Tierra se contamina muchísimo y la gente tiene muchos hijos. Esta es la razón por la que la Humanidad se embarca en el proceso de terraformar Marte. La Humanidad, a punto de extinguirse, concluye que ésta es la única solución para su supervivencia, así que dedican un presupuesto muy ajustado y sin mucho interés lanzan sondas con algas para producir oxígeno en Marte. También lanzan bombas nucleares en los polos para elevar la presión atmosférica y crear un efecto invernadero que eleve la temperatura (¿y de paso contamine el planeta y lo haga inhabitable?).
Bueno, pues el caso es que de pronto las algas desaparecen de la superficie marciana y la diputación de Pontevedra envía una nave espacial con especialistas y un robot militar de exploración con instintos homicidas para darle un poco de salsa al asunto. En serio, la gente tiene una idea muy rara de lo que cuestan las misiones espaciales. En una situación como la que describe la película se enviarían treinta naves y doscientos astronautas... sin que ningún país notara el coste en sus presupuestos. Es más, en cada ventana de lanzamiento se enviarían treinta minisatélites para observar Marte.
Total, que se reúne un Grupo de Acción™ que nos presenta muy rápido la voz en off de la jefa de la misión que es Trinity, de Matrix:
  • Val Kilmer: hey! el chico rebelde que masca chicle y lleva gafas de sol. Coquetea con la Trini con cierta tensión sexual no resuelta. Experto en reparar y construir cualquier cosa. Piloto de Nascar. Comienza siendo muy gallito, pero el camino de conocimiento personal que emprende durante su aventura marciana le hará mejor persona.
  • Tom Sizemore: el colega del héroe. Experto en bioingeniería que construye un alambique en la nave para invitar a chupitos. Tiene muchas ex-mujeres.
  • Chantilas: médico francés mayor que hace de mentor de Val Kilmer en su camino de autoconocimiento.
  • El Mentalista: incorporación de última hora al que todos odian (en realidad los astronautas se entrenan con sus equipos suplentes y se suelen llevar bien).
  • El Tío Que Muere Pronto: se va de gallito, pero en este corral sólo puede haber un gallito.
  • Trinity: Trinity hace de Trinity en todas sus pelis. Sale desnuda de una ducha en una escena gratuita y usa una camiseta que le marca los nipples. Exigencias del guión.
  • AMEE: un robot entrenado para matar a gente.
Mientras la nave se dirige a Marte, el filme (también llamado film) nos muestra la vida diaria de los astronautas. Que si el alambique, que si salgo de la ducha en bolas, que si el pesado gabacho nos cuenta que le mola el rollo filosófico al estilo Hollywood... Cuando llegan a la órbita marciana y empiezan a meterse en el módulo de descenso, una erupción solar les fríe el ordenador y todo sale mal y la tía se tiene que quedar en el puente porque si no no salen.

Planeta rojo (2000)

Ejemplo de actor desaprovechado que siempre hace el mismo papel.

Vamos a ver criaturas, Marte está a 13 minutos-luz del Sol. Si hay una fortísima erupción solar, los astronautas tienen trece minutos para poner los sistemas en modo protegido y esconderse en la habitación antirradiación (en este caso, el módulo de descenso). Es decir, que no hay que apurar. Pero en la película la tormenta solar llega sin previo aviso. Además, hay otra cosa que no se tiene en cuenta: si tu nave va a estar en el espacio exterior mucho tiempo, tienes que tener algún tipo de campo magnético que proteja tus aparatos de la radiación cósmica o solar. Desde fuera, las naves espaciales del Futuro Cercano se verían rodeadas por auroras de colorines.

Planeta rojo (2000)

«Eres mi agente, no te pago para buscarme películas. Te pago para que me mandes muchos gofres».

El módulo baja a Marte con los cinco varones y el robot homicida. Como hay algo roto, se deshacen del tren de aterrizaje (donde va el robot malvado) y entonces ellos caen rebotando con los airbags donde Cristo dio las tres voces. Salen de la cápsula y no les funciona ni un miserable walkie-talkie. Val Kilmer, que es muy listo, sabe por dónde tienen que ir para llegar a su zona de aterrizaje (donde hay una base con comida y aire enviada meses atrás). Oh vaya, pero el francés se hizo daño y lo abandonan porque si no les retrasaría. Lo abandonan pero no se llevan su oxígeno. Val Kilmer muestra cierta reticencia a dejar a su maestro zen atrás, pero tampoco dice nada, no te creas.
Llegan a la base y se la encuentran rota. Caray, qué infortunio. Pues nada, a morir sentados. El Mentalista y El Tío Que Muere Pronto van al borde de un precipicio enorme a tener una conversación que no nos importa. El Mentalista empuja un poquito a El Tío Que Muere Pronto, ignorando que la gravedad marciana es un tercio de la terrestre. El Tío Que Muere Pronto muere pronto y el Mentalista regresa con Kilmer y Sizemore y dice algo así como:
—El Tío Que Muere Pronto se ha tirado por un barranco. Se ha tirado solo, yo no le empujé.
—A mi todo me da igual, soy rebelde —dice Val Kilmer.
—Yo creo que le has empujado pero haré como que me da igual —dice Sizemore (que está muy bien en Salvar al Soldado Ryan).

Planeta rojo (2000)

Aguantar un viaje a Marte con este tío ya es suficiente tormento.

Se les va agotando la reserva de oxígeno y Val Kilmer de perdidos al río se quita el casco y resulta que puede respirar. Alegría. La bajísima temperatura, los rayos ultravioleta y la bajísima presión que haría hervir su sangre no parecen preocuparles ni a ellos ni a unos guionistas un tanto vaguetes.
Piensan que lo mejor es informar a Trinity de que en Marte se puede respirar. Es decir, no hay gente en la Tierra observando Marte y haciendo espectografías para tener conocimiento de cambios en su atmósfera. Ok. Lamentablemente no tienen forma de ponerse en contacto con Trinity. Si tan solo estuviera con ellos el robot malvado para usar su radio... y en ese momento aparece el robot malvado. Para poder usar su radio tienen que matar al robot y el robot se defiende porque es un robot diseñado para matar personas ¿En qué diablos estaban pensando?

Planeta rojo (2000)

—Necesitamos algo que explore la superficie. ¿Enviamos al robot homicida o lanzamos minisatélites, dirigibles....?
—Envía al robot homicida, Flanagan.

AMEE le rompe una costilla a Tom Sizemore y escapa. Ok. La única oportunidad de los astronautas de usar una radio está en los restos de la Mars Pathfinder. Se ponen a caminar y llegan al Sojourner porque en Marte todo está muy cerca. Val Kilmer, que es muy listo, enchufa una placa solar de la vieja sonda y construye una radio. Informan a la tía de la situación y ésta les dice que a poco que caminen encontrarán una vieja nave rusa que pueden usar para volver a la nave en órbita.
—¿Y qué hace esa sonda rusa en Marte?
—Es que no pudo regresar a la Tierra porque le falló el motor.
—Estupendo. Utilicemos algo que no pudo ponerse en órbita hace décadas para ponernos en órbita ahora.
Cae la noche y los tres astronautas se refugian en una mala cueva con goteras. El Mentalista, que está todo el rato diciéndoles que él no mató a nadie, les coge la radio y se va en mitad de la noche para usar él solo la nave rusa que no sabe dónde está. El karma actúa en forma de bichitos que se comen al traidor. Kilmer y Sizemore lo encuentran en un lugar lleno de esas algas que se suponía que habían desaparecido, pero también encuentran a los bichitos. «Nemátodos», dice el experto en bioingeniería, confundiendo a los nemátodos (gusanos) con los artrópodos (bichos con exoesqueletos y patas, que son los de la película). Y es que los estudios de bioingeniería ya no son lo que eran.
Total, que los bichos se empiezan a comer a Tom Sizemore quien usa una bengala y el suicidio para cargárselos. El fuego de su explosión se ve desde el espacio, pero a Val Kilmer, que estaba a diez metros, no le pasa nada.

Planeta rojo (2000)

No sé si es Val Kilmer o el planeta Marte.

Mientras el robot homicida le sigue de lejos, Val Kilmer llega a la nave rusa que no está diseñada para transportar a personas. La enciende, pero le falta batería. La única batería que hay en Marte es la del robot asesino. Val Kilmer, que es muy listo, tiende una trampa al robot, se lo carga en una gran explosión, pero recupera intacta la batería que conecta perfectamente a la anticuada nave rusa. Y vosotros os quejáis de no tener adaptador de móvil para el coche.
Ya hacia el final, Val Kilmer coloca su nave en órbita al lado de la nave de Trinity (¡qué suerte!), que sale a recogerlo y lo resucita practicándole la peor RCP de la historia del cine.
Cosas bien hechas y mal hechas
La ciencia de esta película no es totalmente horrible. Hay detalles que están bien hechos. Eso salva a la película de la quema.
Gravedad artificial de la nave: lograda gracias a las secciones circulares que giran respecto al eje longitudinal de la nave. La fuerza centrífuga crea una sensación de gravedad y mantiene las cosas en el suelo. Al contrario que en otras películas, en Planeta Rojo la nave tiene dos secciones giratorias. En caso de tener sólo una, el resto de la nave giraría en sentido opuesto debido a la conservación del momento angular (por eso los helicópteros tienen una hélice en la cola, para contrarrestar la tendencia del helicóptero a girar hacia el lado contrario del giro de las palas del rotor).
Tan bien hecho está este detalle, que es una lástima que el efecto de la gravedad artificial esté tan mal conseguido. Si tienes una simulación de gravedad provocada por la fuerza centrífuga, aquello que no esté sobre una superficie seguirá flotando. Sin embargo en la película las cosas caen al suelo. Es más, es que en una nave que gira, si das un salto, te quedas flotando.
Retraso en las comunicaciones con la Tierra: Trinity tiene vía directa con Houston, pero sus preguntas reciben la respuesta 40 minutos después. Según la distancia que separe Marte de la Tierra, este retraso puede variar. Está bien hecho que la Trini se pase el día pidiendo instrucciones, no como en otras películas en las que los astronautas hacen lo que les da la gana e improvisan todo el rato.

Planeta rojo (2000)

Nadie lleva crema solar.

Base marciana: previamente a la misión, la NASA envía una base automática para que los astronautas tengan un hábitat con comida, aire y agua. Sólo cuando los tipos tienen contacto visual se dan cuenta de que está rota. En la Tierra lo sabrían, no dejas sin vigilancia una base así precisamente para evitar enviar a unos fulanos a una muerte segura.
Luces en los trajes: los trajes de los astronautas tienen una especie de puntero láser que no parece muy útil. Más tarde en la película, se revela como un localizador visual muy bueno en la noche marciana.
La nave rusa: esto está especialmente mal hecho. La nave rusa tiene una pantalla táctil y una voz sintetizada. ¿Por qué vas a poner eso en una sonda automática? Típico ejemplo de guionista vaguete.

Planeta rojo (2000)

«¿La arena se come?».

Conclusión
Es meritorio el intento de la película por hacer las cosas bien. Me recuerda a las historias de los 50 en que los héroes son científicos, no vaqueros. Así, media película se la pasan los actores enchufando cables y arreglando cosas. Otras películas como Horizonte Final o Misión a Marte, se las pasan haciendo el indio, hablando con mandorlas místicas y tocando enormes botones rojos. Aquí no. Aquí te mandan el mensaje de que dependes de la tecnología y necesitas conocerla para sobrevivir allá fuera. Este mensaje es el que salva un poquito la película. Necesitamos más películas que incentiven a los chavales de 10 años a ser ingenieros y físicos. Tenemos que olvidarnos de las películas que muestran como héroes a gente absurda especializada en coaching, relaciones laborales u homeopatía. Esas disciplinas no salvarán a nadie en ningún lugar del universo.

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