Con puentes, escapadas y las vacaciones de verano a la vista, es lógico plantearse el destino a elegir. Ambos destinos tienen aspectos positivos, así que podemos barajar muchas opciones para la elección; lo más importante es tener ganas de conocer sitios nuevos y de pasarlo en grande.
La playa nos ofrece el sol, el abrazo del mar, baños interminables y despreocupación. Por las noches, las preciadas fiestas en la playa y el darnos el capricho de un buen cóctel ¡si es que saben mucho mejor en la playa! La montaña ofrece aventura y entretenimiento ante lo desconocido. La posibilidad de explorar la naturaleza y descubrir nuevos lugares, además de hacer deporte y poder disfrutar de comida casera, si es que hacemos turismo rural.
¿Os quedáis con alguno de los dos? ¿o con ambos? Una vez al año, ve a algún en que no hayas estado antes. (Dalai Lama) xoxo Nerea