¿Playas de arena blanca o negra?

A todos nos viene a la cabeza la imagen de una playa de arena dorada o incluso blanca al pensar en un lugar paradisíaco, y nos olvidamos de las playas de arena negra, de apariencia más salvajes y naturales, y que también tienen mucho de paraíso. Así lo pensaba yo, criatura de interior a la que le daba igual de qué color fuera la arena mientras se pudiera tomar el sol. Después de visitar varias playas negras en nuestras últimas vacaciones a Tenerife, rectifico: prefiero las de arena blanca, sobre todo si se viaja en familia.

En las imágenes de arriba, la playa de Garachico, adornada con banderines, y la de Los Gigantes, rodeada de los acantilados.

Si muchas playas de arena dorada queman, las de arena negra directamente chocarran los pies: te hacen saltar de dolor mientras se sonríen los de la toalla de al lado. La arena está tan caliente que sobrepasa la toalla y te acaloras antes, no hay remedio. Esto, que se puede solucionar con un par de chancletas, es un poco más complicado si se va cargado hasta arriba de fardos, toallas familiares, ropa de recambio y toda suerte de juguetes de playa. Ya se sabe que el peso tira hacia abajo, así que terminas pisando arena hirviendo por fuera de la sandalia por más que te esfuerces.

Con un niño tiquismiquis con la arena el día de playa se complica un poco más si esta es negra. Manchar, mancha lo mismo, pero como se ve a distancia, parece que el rebozado infantil es mayor. Esto mi hijo, maniático como digo con no ensuciarse, lo ha sufrido en sus carnes. Al menos, ha servido para quedarse quieto en su toalla y entretenerse con sus coches.

Imágenes de Playa Jardín, en Puerto de la Cruz.

Me encanta la playa, eso vaya por delante, pero desde que voy en familia es todo un punto menos idílico. Eso sí, las playas de arena negra son muy bonitas y este encanto es innegable. Y más al atardecer, cuando el sol hace un juego de reflejos con la espuma blanca y la arena negra que emociona a cualquier fotógrafo. Lucen como ningunas en las fotos.

Si tuviera que elegir dos playas de la isla (de las que he conocido, por supuesto), me quedaría con Las Teresitas, una playa ideal para ir en familia, cerca de Santa Cruz de Tenerife, y de arena artificial y amarilla (quizá lo peor sea el viento); y con la de Los Gigantes, muy pequeña y recogida entre el puerto y el acantilado, de arena negra y con mucho encanto por sus vistas.

Imágenes de la playa de Las Teresitas.

De haber viajado sin niño, nos habríamos acercado hasta la playa de Teno, en el paraje natural con este nombre, una playa de acceso difícil (sobre todo por desprendimientos), pequeña y con gravilla, pero poco conocida y con vistas espectulares al otro lado del acantilado de Los Gigantes y a mar abierto. Es salvaje, sin servicios y está frecuentada sobre todo por los tinerfeños, un lugar perfecto para bucear y ver peces.

¿Con qué tipo playa os quedáis?