Hoy hace una semana hizo un día excepcional, un tiempo soleado y primaveral, de esos que preludian la primavera, aunque este año no hemos tenido casi invierno. Unos amigos nos animamos a pintar al aire libre en este lugar tan especial, La Arboleda. El pueblo vizcaíno donde ya se extrajo mineral de hierro en la antigüedad, pero más intensamente a finales del siglo XIX y cuyas minas de pozo abierto han quedado convertidas en lagos por influencia de las aguas subterráneas, originando un paisaje único y enigmático.
Yo suelo ir bastante a caminar por este entorno del valle de Trápaga, sobre todo porque desde allí parten muchos senderos para recorrer la zona, los montes de Triano. He subido recientemente a algunos de ellos como al Ganerán (823 m) o al Pico de la Cruz (803 m) partiendo desde el centro de interpretación de Peñas Negras. Algunos de los recorridos pasan por senderos mineros antiguos y quedan edificaciones derruidas testigo de la actividad que hubo en la zona. Es un entorno muy interesante.
Al estar este barrio de Trápaga a unos 400 m de altura, su subida se hace por una carretera sinuosa llena de curvas, en la que se va tomando altura a cada vuelta y las vistas son espectaculares. El funicular, la vía que antaño se utilizó para bajar el mineral a la ría, es una de las formas de subir más entrañable, ¿quién no ha llevado a sus hijos a hacer este recorrido?
vista desde la Arboleda, monte Serantes y Punta Lucero
lago Ostion
Aquí dejo el resultado de lo que pinté en este día que disfruté mucho, sobre todo por la agradable compañía de estos artistas a los que nos une algo más que la pintura.
panorámica desde La Arboleda. A la derecha al fondo el Abra.