Revista Cuba

Pobre Cuba: Muy pocos marcharon

Publicado el 09 noviembre 2015 por Yusnaby Pérez @yusnaby
AAAAAAMarcha

Los lectores siempre pueden interpretar el estado de ánimo del que escribe algo. Por eso los que me leen notarán que esta columna la escribo con una mezcla de frustración, desencanto y desaliento.  Y este sentimiento no es nuevo, sino que comenzó hace un par de semanas. Explicaré porqué.

Desde hace tiempo, todos los domingos nos hemos venido reuniendo en la Ermita de la Caridad del Cobre en Miami, para apoyar las marchas que las Damas de Blanco hacen cada domingo en Cuba, y complementariamente aprovechábamos para exigir la libertad de los presos políticos como lo hicimos en su momento por el Sexto.  Queremos una amnistía general en Cuba. Pero contrario a  lo que pudiera pensarse, las Marchas en la Ermita de la Caridad no han estado exentas de limitaciones y problemas.

Y lo peor es que los problemas han sido absurdos.

Por ejemplo, cuando en la Ermita, que según yo es la casa de la Virgen de la Caridad, la madre de todos los cubanos católicos y por lo tanto nos pertenece a todos pues es la madre de todos. Pero los sacerdotes, monjas y laicos que administran la Ermita parece que piensan otra cosa, y no dejaban desplegar ninguna pancarta. Las fotos que se llevaban de los presos políticos las teníamos que manejar con mucha discreción porque los de vigilancia y seguridad tenían instrucciones muy precisas y desde luego, no deseábamos incomodar ni perjudicar a nadie. ¿Pero no es absurdo?

Pero si lo anterior es absurdo, más absurdo resulta lo siguiente. Normalmente algunas Damas de Blanco que estaban en Miami nos acompañaban en nuestro pequeño acto de solidaridad. El domingo 25 de octubre, nos acompañaba la Dama de Blanco María Elena Alpízar quien se molestó porque aparte de solidarizarnos con las Damas de Blanco que marchaban en Cuba, pedíamos la libertad de algunos presos políticos.

La Sra. Alpízar exigió que no habláramos de ningún preso y sólo dedicáramos el acto a apoyar a las Damas de Blanco. Como se le dijo que nuestra marcha también era en solidaridad con los presos políticos, la Sra. Alpízar decidió no participar y se retiró de la Ermita. Jamás lo hubiera esperado y jamás lo entenderé, pero sucedió como les cuento.

El esfuerzo desplegado por Bárbara Travieso, Ana Olema y muchos otros en Miami, New York y Los Ángeles no merecía esa respuesta que solo la puedo catalogar de egoísta. Por eso se organizó la Marcha del pasado domingo 8 enfrente al restaurante Versailles donde siempre se reúnen los cubanos a celebrar, protestar o discutir todo lo que se refiere a Cuba. Es ahí donde decenas de personas han ido a vitorear cuando a alguien se le ocurre que Juanes es tan malo y tan comunista que hay que aplastar sus discos con una aplanadora. Y asisten varias decenas no sé si a apoyar o las atrae el morbo.

A la marcha se le dio gran difusión, y sólo logramos reunir 22 personas que son las que pude contar. Y mientras estábamos ahí, parados al sol, pude recibir mensajes de personas que nos decían que la asistencia había sido baja. Sí fue frustrante porque somos muy buenos para criticar. No lo niego, me sentí mal al ver la poca gente que fue, sobre todo si los comparo con todos los que opinan y protestan contra el restablecimiento de relaciones. Yo no puedo pensar que la política de Estados Unidos sea más importante para algunas personas que solidarizarse con las Damas de Blanco, con los presos políticos y pedir una amnistía general.

Por supuesto, entre esas 22 personas no había ni una sola de las Damas de Blanco que viven en Miami. ¿Por qué no fueron? No lo sé. Eso habrá que preguntárselos a ellas.

Sería una falsedad decir que estoy satisfecho. No lo estoy. Sé que los que fuimos cumplimos. Pero parece ser que la mayoría de los cubanos piensan que es más importante la política norteamericana que el esfuerzo que nuestros hermanos hacen en Cuba.

Me siento decepcionado. Mentiría si escribo otra cosa. Pero todos aquellos que habiendo podido ir no fueron, deben sentirse avergonzados y creo que aquel que no hace nada, no tiene derecho a juzgar a aquellos que si lo hacen. Pero las críticas llovieron por Facebook. Alguien escribió que la marcha no sirve para nada y que no va a provocar un cambio en Cuba, pero no se dan cuenta de que no es solo una marcha. Son toda una serie de actividades que en su conjunto nos tienen que llevar a la libertad.

Los que fuimos, les tendimos una mano a aquellos que en Cuba son perseguidos, acosados, golpeados y encarcelados por pedir libertad. Que sepan que no están solos y que unos pocos o muchos estamos con ellos. Que a nosotros sí nos importa Cuba, que a nosotros sí nos importa nuestro pueblo y que a nosotros sí nos importa su libertad.

A los que no fueron, les pido que recapaciten. Todavía están a tiempo de actuar, y Cuba nos necesita a todos. No esperaba que nos reuniéramos un millón de personas, pero creo que no era pedir mucho que nos hubiéramos reunido varios cientos de cubanos.

Pero solo fuimos 22, y ninguna Dama de Blanco fue. Qué triste.

Pobre Cuba.


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