EL RICO COME, EL POBRE SE ALIMENTA de Quevedo
En el medievo los “pobres vergonzantes” eran aquellos que estando en situación de pobreza no se atrevían a hacerlo público y recurrían a terceros para socorrerse. Posiblemente en el reino de España nunca, a lo largo de su historia, haya habido tantos como los hay en la actualidad. Son personas que pasan a nuestro lado, con las que incluso coincidimos en diversos ámbitos de nuestra vida, a las que saludamos y deseamos “feliz navidad” sin percatarnos de que para ellas la nochebuena fue una noche mala.
Son producto de la crisis económica: por lo general personas que disponían de un trabajo y de un nivel de vida aceptable, pero que cuando perdieron su empleo y transcurridos más de dos años ya no les quedan ni prestaciones ni ahorros. Prefieren ocultar su pobreza a familiares y amigos, recurriendo a los más íntimos para que les proporcionen socorro. Viven la situación con sumisión, resignación y con la esperanza de que pasado un tiempo todo vuelva a ser como antes. Forma parte de la tradición latina: aguantar los embates de la vida con la solidaridad de los familiares más próximos.
Los pobres vergonzantes frecuentan con discreción los comedores sociales, se nutren de los bancos de alimentos o recurren a recoger en los contenedores de basura los alimentos perecederos, pero en buen estado, que arrojan los grandes supermercados. Son un colectivo amplio -que a falta de estudios podría suponer el 1,5% de la población total- dentro de los 9.000.000 de personas en situación de pobreza (informe de FOESSA) en el estado. La mayoría de ellos son jóvenes o emigrantes y forman parte de ese 1.800.000 de hogares en los que todos sus miembros están en paro.
No tienen aspecto de indigentes, se relacionan con el resto de la población y pasan desapercibidos. Es algo que conocen bien los Trabajadores Sociales o los comedores de Cáritas. Y confían -de otra forma no se puede entender su actitud sumisa- en que los planes de rescate a la banca, la reforma del mercado de trabajo o un golpe de suerte les traiga a ellos algo. Mientras tanto, pasarán a nuestro lado o nos invitarán a una ronda en el bar para que no se note su pobreza.
Algunos datos del informe FOESSA:
– La pobreza llega al 20% de la población.
– El 19,6% la padece de forma moderada (ingresa menos de 6.000 euros al año).
– El 7,2 % la padece de forma severa (ingresan menos de 3.000 euros al año).
– El 40% de los pobres tiene menos de 25 años.