Revista Libros

Podemos abrir el libro

Publicado el 01 febrero 2013 por Sfer
La verdad para cualquiera es algo muy complejo. Para un escritor, lo que se deja fuera dice tanto como las cosas que se incluyen. ¿Qué hay más allá de los márgenes del texto? El fotógrafo encuadra la foto; los escritores encuadran su mundo.
La señora Winterson protestó por lo que había incluido en mi libro, pero me parecía que el verdadero motivo de su enfado era lo que había dejado fuera. Hay muchas cosas que no podemos decir porque son muy dolorosas. Confiamos en que las cosas que podemos decir suavicen el resto, o lo mitiguen en cierto sentido. Las historias son compensatorias. El mundo es injusto, inicuo, inescrutable, incontrolable.
Cuando contamos una historia ejercemos el control, pero de tal modo que dejamos un hueco, una apertura. Es una versión, pero nunca la definitiva. y quizá confiamos en que alguien sea capaz de escuchar los silencios y la historia pueda continuar, ser contada una y otra vez.
Cuando escribimos ofrecemos el silencio tanto como la historia. Las palabras son esa parte de silencio que se puede expresar.
La señora Winterson habría preferido que me hubiera quedado en silencio.
¿Recordáis la historia de Filomela, que fue violada y luego el violador le arrancó la lengua para que nunca pudiera contarlo?
Creo en la ficción y en el poder de las historias porque así hablamos a través de lenguas que no son nuestras. No se nos silencia. Todos nosotros, cuando sufrimos un gran trauma, dudamos, tartamudeamos; hay grandes pausas en nuestro discurso. La cosa se atasca. Recuperamos el lenguaje a través del lenguaje de otros. Podemos recurrir al poema. Podemos abrir el libro. Alguien ha estado allí por nosotros y buceó en las palabras.
Necesitaba palabras porque las familias infelices son un pacto de silencio. Quien rompa el silencio jamás será perdonado. él o ella tiene que aprender a perdonarse a sí mismo.
***
Después de un mes anclada en La liebre con ojos de ámbar (sí, para muchos uno de los mejores libros del año pasado; a mí se me ha hecho largo y pesado), floto por las páginas de ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, la autobiografía de una de mis escritoras fetiche, Jeanette Winterson.
No se extrañen si la semana que viene aparezco por aquí con más fragmentos del libro. Y si no aparezco, tampoco: "Un libro es una puerta. La abres. La cruzas. ¿Volverás?"

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