Revista Ciencia
¿Podría la materia oscura causar las extinciones masivas en la Tierra?
Publicado el 21 febrero 2015 por Rafael García Del Valle @erraticario
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src="data:image/gif;base64,R0lGODlhAQABAIAAAAAAAAAAACH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAICRAEAOw==" data-lazy-original="http://i1.wp.com/www.erraticario.com/wp-content/uploads/2015/02/V&#195;&#173;a-L&#195;&#161;ctea.jpg?resize=640%2C427" alt="V&#195;&#173;a L&#195;&#161;ctea" title="" data-recalc-dims="1"><noscript><img
src="//i1.wp.com/www.erraticario.com/wp-content/uploads/2015/02/V&#195;&#173;a-L&#195;&#161;ctea.jpg?resize=640%2C427" alt="V&#195;&#173;a L&#195;&#161;ctea" title="" data-recalc-dims="1">Las extinciones masivas podrían estar relacionadas con el paso de la Tierra por zonas en que abunda la materia oscura, según un estudio firmado por Michael Rampino, profesor de Biología de la Universidad de Nueva York, y que ha aparecido en el Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, una de las revistas científicas más importantes en el mundo de la astrofísica.El disco galáctico contiene, además de sistemas estelares y nubes de polvo cósmico, concentraciones de materia oscura, que no se sabe qué es exactamente porque no interactúa con la radiación electromagnética, que es la base del conocimiento humano, pero cuya presencia se descubre por los efectos gravitacionales que provoca.La Tierra orbita la galaxia en ciclos de 250 millones de años, haciendo un movimiento ondulatorio que la lleva por encima y por debajo del disco en ciclos de 30 millones de años. Según el estudio, el cruce de este eje coincide con los eventos de extinción masiva que han tenido lugar en el planeta a lo largo de su historia, como pudo ser el impacto del cometa que acabó con los dinosaurios.Según Rampino, la materia oscura que se concentra precisamente en el disco tiene dos efectos devastadores: por un lado, altera las órbitas de los cometas en el Sistema Solar, aumentando las probabilidades de impacto sobre la Tierra; por otro, y quizás más importante, aumenta el calor del núcleo terrestre.Esto último se debe a que las partículas de materia oscura se almacenarían en el interior de la Tierra según ésta cruza el disco, y sus interacciones, que las llevan a aniquilarse unas a otras, aumentarían el calor interior del planeta hasta el punto de activar fenómenos geofísicos como erupciones volcánicas, movimientos tectónicos, desplazamientos de los polos magnéticos y cambios en el nivel del mar.Los eventos ligados a las extinciones masivas suelen ser una incógnita que abre numerosas vías de especulación. No fue hasta los años 80 que la idea de los impactos cósmicos se empezó a tomar en serio, lo cual permitió profundizar en este sentido y establecer vínculos que hasta entonces se habían considerado improcedentes.Rampino fue un pionero de tales estudios, y el creador del modelo astrogeológico de extinciones masivas, conocido como “hipótesis de Shiva”, que toma su nombre del dios hindú de la destrucción –junto a Brahmá, el creador, y Visnú, el preservador—.Este modelo fue desarrollado en la década de 1990, y se postula como “una teoría general de las extinciones masivas tras una catástrofe por impacto”, sugiriendo una relación directa entre un único fenómeno cósmico por determinar y las cinco grandes extinciones de los últimos 540 millones de años, además de otras veinte extinciones menores.El Sistema Solar está rodeado por ciertas nubes de objetos transneptunianos de donde proceden los cometas: el cinturón de Kuiper, el disco disperso y la nube de Oort, que aún no ha podido ser observada directamente y que se sitúa a un año luz del Sol. Debido a su distancia y dispersión, la poca ligazón gravitacional de sus objetos ha de ser muy sensible a cualquier influjo externo, como otras estrellas, haciendo que se proyecten al interior del Sistema Solar a la más mínima alteración.En 1984, un controvertido estudio dirigido por Richard Muller, de la Universidad de Berkeley, postuló la existencia de una estrella enana marrón, Némesis, que alteraría la nube de Oort cada 26 millones de años y provocaría una lluvia de cometas muy superior a la habitual, explicando así las extinciones masivas.Aunque la hipótesis de Nemésis nunca ha sido tomada en serio, la idea de una posible compañera para el Sol ha sido defendida en los últimos años por el astrónomo Konstantin Batygin, del Centro Harvard-Smithsonian de Massachusetts, quien explica la inclinación de la órbita de la Tierra con respecto al ecuador del Sol por una alteración gravitatoria provocada por esta presunta Némesis.La Tierra orbita en un plano que se inclina 7 grados con respecto al ecuador del Sol. Otros planetas tienen rangos más acentuados. Según Batygin, la falta de alineación es el resultado natural de un tirón gravitatorio causado por una segunda estrella.En este sentido, Batygin recuerda que la mayoría de los sistemas estelares son binarios, lo cual se debe a las circunstancias en que nacen las estrellas: las nubes de gas de donde se forman suelen ser más alargadas que esféricas, y esto facilita que el material se condense en dos focos y no en uno, favoreciendo así la aparición de sistemas con dos estrellas compañeras.Si bien Batygin supone que en algún momento de un pasado lejano, antes de que los planetas nacieran de un supuesto disco protoplanetario, la estrella marchó libre, la propuesta de Muller era que esa supuesta enana marrón podría ser la causante de alteraciones en la nube de Oort.En este marco cosmológico, el nuevo estudio de Rampino viene a ofrecer un nuevo escenario con que explicar las alteraciones de la nube, que es lo que todas las hipótesis que relacionan la acción cósmica con la geológica tienen en común, y amplia los efectos a un recalentamiento del núcleo terrestre. En este último sentido, según explica el profesor de Nueva York en el comunicado de la Royal Astronomical Society, puede que la desconocida materia oscura sea la clave de una serie de eventos cuyas causas estarían en los sucesos cósmicos, y no sólo en procesos exclusivos del planeta.</span>