Revista Libros
Con el paso de la edad me estoy desmoronando como un castillo de arena azotado por el agua y el viento. Tras de mí queda la playa infinita sin una huella de lo que en otro tiempo, tal vez, pudo ser una roca.
Aquella espina clavada en la frente de Satanás. Aquella tea ardiendo en el fuego de tu pubis. Son ahora viejos zapatos de baile olvidados en un rincón polvoriento.
Me siento viejo. Viejos son los elfos, los nogmos, las piedras, los árboles… … y los poetas con barba y decadentes.