Revista Libros
A María José.
Largas horas sentada sobre el borde de un sueño prodigioso, sutil perfume a candor de tardes de lluvia, cuando el amor se ordena en pétalos de agua derramándose por las calles.
La tristeza se hace música suave canción de invierno notas en la neblina del hastío roce de ternura en el abandono.
Bullir trémulo, como terciopelo acariciando sus mejillas el frío del silencio.
Vestida de perlas y rocío espera, espera cualquier íntima voz del verso espera.