La tierra giró para acercarnosLa tierra giró para acercarnos,giró sobre sí misma y en nosotros,hasta juntarnos por fin en este sueño,como fue escrito en el Simposio.Pasaron noches, nieves y solsticios; pasó el tiempo en minutos y milenios.Una carreta que iba para Nínive llegó a Nebraska.Un gallo cantó lejos del mundo, en la previda a menos mil de nuestros padres.La tierra giró musicalmente llevándonos a bordo;no cesó de girar un solo instante,como si tanto amor, tanto milagrosólo fuera un adagio hace mucho ya escritoentre las partituras del Simposio.
Eugenio Montejo
Tengo una soledad tan concurrida tan llena de nostalgias y de rostros de vos de adioses hace tiempo y besos bienvenidos de primeras de cambio y de último vagón.
Tengo una soledad tan concurrida que puedo organizarla como una procesión por colores tamaños y promesas por época por tacto y por sabor.
Sin temblor de más me abrazo a tus ausencias que asisten y me asisten con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras de noches y deseos de risas y de alguna maldición.
Mis huéspedes concurren concurren como sueños con sus rencores nuevos su falta de candor yo les pongo una escoba tras la puerta porque quiero estar solo con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos mira a otra parte con sus ojos de amor que ya no aman como víveres que buscan su hambre miran y miran y apagan mi jornada.
Las paredes se van queda la noche las nostalgias se van no queda nada.
Ya mi rostro de vos cierra los ojos y es una soledad tan desolada.
Mario Benedetti
El amor y el compromiso después del trabajo
Tu voz, tus ojos,tus manos, tus labios.Nuestro silencio, nuestras palabras.La luz que se va,la luz que vuelve.Un único sonreír para nosotros dos.Sin necesidad de saber.He visto la noche crear el día sin que cambiemos de apariencia.Oh bien amada por todos,bien amada por uno solo,en silencio tu boca prometió ser feliz.De lejanía en lejanía dice odio,de cercanía en cercanía dice amor.Por la caricia salimos de nuestra infancia.Veo cada vez mejor la forma humana,como un diálogo de enamorados.El corazón tiene una sola boca.Todas las cosas al azar,todas las palabras dichas sin pensar.Los sentimientos a la deriva.Los hombres giran en la ciudad.Las miradas, la palabraEl hecho de que te amo,Todo está en movimiento.Basta con avanzar para vivir, dirigirse delante de sí hacia todos aquellos que amamos. Iba hacia ti. Iba hacia la luz.Si sonríes, es para invadirme mejor.Los rayos de tus brazos entreabrían la niebla.
Paul Eluard
No entres dócilmente en esa noche quieta.La vejez debería delirar y arder cuando se cierra el día;Rabia, rabia, contra la agonía de la luz.
Aunque los sabios al morir entiendan que la tiniebla es justa,porque sus palabras no ensartaron relámpagosno entran dócilmente en esa noche quieta.
Los buenos, que tras la última quietud lloran por ese brillocon sus actos frágiles pudieron danzar en una bahía verderabian, rabian contra la agonía de la luz.
Los locos que atraparon y cantaron al sol en su carreray aprenden, ya muy tarde, que llenaron de pena su caminono entran dócilmente en esa noche quieta.
Los solemnes, cercanos a la muerte, que ven con mirada deslumbrantecuánto los ojos ciegos pudieron alegrarse y arder como meteorosrabian, rabian contra la agonía de la luz.
Y tú mi padre, allí, en tu triste apogeomaldice, bendice, que yo ahora imploro con la vehemencia de tus lágrimas.No entres dócilmente en esa noche quieta.Rabia, rabia contra la agonía de la luz.
Dylan Thomas