Esta es la primera reseña de poesía que escribo y si os digo la verdad, no sé muy bien cómo escribirla. Nunca he sido muy aficionada a la poesía y la poca que he leído ha sido siempre por obligación, en el instituto o en la universidad. Y ha sido precisamente el Grado en Lengua y Literatura Españolas que he comenzado este curso el que me ha permitido acercarme nuevamente a la poesía.
Pero esta vez con más conocimiento, con menos prejuicios, con más interés, con más ganas de dejarme envolver por los versos. Y eso es precisamente lo que he hecho con la obra de Garcilaso de la Vega. La antología Poesía castellana completa reúne las tres églogas, las dos elegías, la epístola, las cinco canciones, 38 de los 40 sonetos y ocho de las nueve coplas que escribió este joven poeta toledano que nació en 1501 o en 1503, la fecha no ha podido ser fijada con exactitud, y que murió en Niza en 1536.Dedicó su vida a las armas y combatió junto al emperador Carlos V no solo en España, sino también en Grecia, Francia, Italia o Túnez y aun así tuvo tiempo además de ser desterrado en una isla del Danubio y, sobre todo, tuvo tiempo de disfrutar de su corta vida y de experimentar intensamente el amor. Aunque se casó con Elena de Zúñiga, su auténtico, verdadero y único amor fue Isabel Freyre, una dama de la corte a la que dedicó la mayoría de sus poemas. Poco a poco estoy descubriendo que la poesía me gusta mucho más de lo que había pensado, que no es tan cursi, empalagosa o ininteligible como creía y que, al igual que una novela, también puede contarnos historias y transmitirnos sentimientos. Sin embargo, también he de confesar que aunque Garcilaso de la Vega me ha gustado, especialmente sus sonetos, hasta el momento, y con lo poco que he leído, mis poetas favoritos son Góngora, Quevedo, Lope de Vega y Bécquer. Os dejo algunos de los sonetos que más me han transmitido, espero que a vosotros también os lleguen y ya sabéis, si os gustan, animaros a descubrir a Garcilaso vosotros mismos.
En esto estoy y estaré siempre puesto, que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,de tanto bien lo que no entiendo creo,tomando ya la fe por presupuesto.
Yo no nací sino para quereros;mi alma os ha cortado a su medida;por hábito del alma misma os quiero.
Cuanto tengo confieso yo deberos;por vos nací, por vos tengo la vida,por vos he de morir y por vos muero.
Soneto XIIIA Dafne ya los brazos le crecían,y en luengos ramos vueltos se mostraba;en verdes hojas vi que se tornabanlos cabellos que el oro escurecían.
De áspera corteza se cubríanlos tiernos miembros, que aún bullendo estaban:los blancos pies en tierra se hincaban,y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,a fuerza de llorar, crecer hacíaeste árbol que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño!¡Que con llorarla crezca cada díala causa y la razón porque lloraba!
Soneto XXIII En tanto que de rosa y azucenase muestra la color en vuestro gesto, y que vuestro mirar ardiente, honesto, enciende al corazón y lo refrena;
Y en tanto que el cabello, que es la venadel oro se escogió, con vuelo presto, por el hermoso cuello blanco, y enhiesto, el viento mueve, esparce y desordena;
Coger de vuestra alegre primaverael dulce fruto, antes que el tiempo airadocubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado, todo lo mudará la edad ligera,por no hacer mudanza de su costumbre.