¿Qué perfume dejara alta flor que
desde el principio de todo
vagara por el aire,sin que tu aroma evitara ese olor?¿Qué sonidos, entonces, pudiera yo crearsin caer en lo mismo que todos,una vez descubrieran tu voz?Por eso es imposible de tu serno hacer nada más que buscarlo,como polen necesitado y misterioso,succionado por abejas anhelosas y alienadas.¡A los vientos que sacuden las palmeras,a las tormentas que destrozan navíos, a las fuerzas telúricas que rompen las cortezasles imploro!:que me ayuden a glosar, eternas,las letras de tu nombre en cada noche.(Cuadro El Naufragio, del pintor Claude Joseph Vernet, 1745.)