El viajero que llega a Toledo procedente de Madrid por carretera, no puede menos que detenerse a contemplar, embelesado, la magnífica puerta de Bisagra, obra del siglo XVI, sobre cuyo arco de entrada campea el escudo de Toledo, maravillosamente tallado en piedra, y sobre una especie de ático triangular el ángel que sobre el vértice se yergue retador con la espada desenvainada, amenazando a todos cuantos vengan a causar algún mal a la ciudad.
Una de las más poéticas visiones que puede soñarse es la que ofrece ese ángel de piedra en una noche en que la luna llena ilumine fantásticamente a la sultana del Tajo. Entonces se destaca la cabeza del hermoso efebo alado sobre el disco de la luna, como nimbo de plata, dándole un aspecto sobrenatural.