(...) "Lunes:
La luz del Sol, que se cuela por las lucetas, me hiere los ojos aún a través de los párpados cerrados... ¡Dios mío, 11:00 de la mañana... Lunes! ¡¿Cómo han podido dejarme dormir hasta ahora... un Lunes...?!...
Martes:
... Los míos no aparecen desde ayer... ¿Dónde habrán ido?... De cualquier forma, ya debían haber regresado... En todo caso, hay calma.
Miércoles:
... Mi familia no regresa, tampoco escucho a los vecinos... He salido a la calle, y después de recorrer varias manzanas, vacías, encontré los maniquíes de la exposición... ¿Quién los pondrá? ¿Qué significa todo esto?... ¿Dónde están las personas de esta ciudad?...
Jueves:
Continúo solo. Los maniquíes se pueden ver sacando un poco la cabeza por la ventana... El silencio lo envuelve todo.
Viernes:
Los maniquíes están ocupando toda la calle frente a mi casa; Nadie que yo pueda reconocer... Se está bien sentado aquí; no tengo hambre ni sed; nada me importa...
Sábado:
... Hay un Mandamiento que dice: “Guarda el Sábado...” ¡Me gusta tanto eso! A partir de hoy guardaré todos los días en mí. ¿Para qué tantos días en una semana? ¿quién no se pierde entre todo ese tiempo por repartir?"
(Fragmento de la Short Story: "Mi Tiempo." Autor: Víctor J. Guindo S.)