El cine español, como industria, sigue polarizado (¿paralizado?) en unos pocos títulos, precisamente los que acaparan las nominaciones a los premios Goya de este 2013. Lejos queda la tensa espera de hace un año, cuando parecía que la Ley Sinde nos iba a devolver a la Arcadia del mercado del cine de hace veinte años, cuando sin apenas público (como ahora) productores y distribuidores cuadraban números con la misma precariedad (que ahora) pero sin la cargante letanía de la piratería como excusa para todos los males del cine español. La ley entró en vigor y... el mundo siguió girando. En el aspecto legal (la supuesta defensa de la cultura desde una inicitiva judicial más que dudosa) el balance de todos estos meses ha sido nulo; la nada más absoluta. Y debemos felicitarnos, porque hasta los sectores más rancios de la Academia es posible que hayan dejado caer la venda de sus ojos y estén más dispuestos a admitir que las reglas del juego deben cambiar, están cambiando. Y lo más probable es que ellos no se encuentren entre los afortunados que se quedarán con la mejor parte del nuevo reparto del pastel.
Este año la cosa anda entre los consagrados, Trueba con El artista y la modelo, con la colaboración en el guión de mi admirado Jean-Claude Carrière (Manuel Rivas, otro de mis fetiches literarios, opta al mejor guión adaptado); un inefable revival de The artist en versión cañí (segundo largometraje en la filmografía de su director, Pablo Berger); y dos genuinos representantes del novísimo cine español que se apunta sin complejos a lo eficaz rentable: en plan doméstico Grupo 7 de Alberto Rodríguez y Lo imposible de Juan Antonio Bayona, sin duda la gran favorita (aspira también a un Oscar para Naomi Watts), que permitirá soñar con una gala en la que podrían dejarse caer algunas estrellas de Hollywood.
Los cambios (legislativos) y la diversificación (de títulos) deberán esperar otro año. La industria sigue aferrada a lo conocido, los consagrados envejecen (y sus temas también), los jóvenes lo fían todo al mercado internacional (la única manera, piensan, de atraer al público local). Y en parte debe ser así; tenemos una industria capaz de fabricar buen cine comercial, pero falta fondo de armario, nuestro cine independiente, nuestra larga cola.
Los premios se entregarán el 17 de febrero, o sea que tienes tiempo de sobra para completar tu quiniela y mojarte (previa identificación) en todas las categorías. ¿Cuánto sabes de cine español?