El Papa atacó a las diferentes facciones de poder que existen en el seno de la Iglesia y denuncia que la división en el clero y la falta de unidad desfiguran el rostro de la Institución
CIUDAD DEL VATICANO.-En su última misa multitudinaria, la del Miércoles de Ceniza, que abre la Cuaresma, destacó la importancia de la fe y la vida cristiana de cada uno de los seguidores de Cristo para mostrar la verdadera cara de la Iglesia. Benedicto afirmó que muchas veces ese rostro "aparece desfigurado", apuntando a las divisiones de poder existentes en la propia Iglesia.
"Pienso en particular en los atentados contra la unidad de la Iglesia y en las divisiones en el cuerpo eclesial", comentó. También dijo que Jesús denunció la "hipocresía religiosa, el comportamiento de quienes buscan el aplauso y la aprobación del público". "El verdadero discípulo no sirve a sí mismo o al público, sino a su Señor, de manera sencilla, simple y generosa", subrayó el Papa. Las palabras del pontífice han despertado cierto interés en algunos círculos que ven determinadas presiones internas que podrían haber acelerado la decisión de Ratzinger de abandonar su cargo.