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Especial. Cobertura BAFICI 2012
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El film tiene sus méritos técnicos indiscutibles (fotografía de calidad, buena actuaciones) pero quizás adolece de cierta capacidad de síntesis que por momentos le quita contundencia a la tesis propuesta. Algunos espectadores incluso nos preguntamos si no hubiera sido mejor que Lapid se concentrara en un solo relato (preferentemente aquél que gira en torno a Yaron; el segundo parece demasiado inspirado en Los edukadores).
Mientras dura la proyección de Policeman, cuesta no pensar en la reciente decisión de las autoridades israelíes de nombrar persona non grata el escritor alemán Günter Grass. Por lo pronto, el fresco de Lapid sirve para contextualizar la reacción que la intelectualidad internacional considera desmedida (cuando no absurda y ofensiva) pero que es perfectamente coherente en un Estado incapaz de aceptar la crítica y cuya obsesión por la lucha antiterrorista lo acerca cada vez más al ejercicio de un poder totalitario.