Revista Opinión

Políticos y activistas

Publicado el 08 diciembre 2017 por Jamedina @medinaloera

Políticos y activistas

Sabemos que la política, en su sentido clásico, es la ciencia del bien común, es decir, la actividad que realizan los ciudadanos que buscan el beneficio económico y social de la comunidad.
Cuántos quisiéramos que esto fuera realmente así, pero lamentablemente muchos de quienes se dedican a la política no buscan otra cosa que su beneficio particular, sin interesarse nunca por el bien de los demás.

Así han sido las cosas a través de la historia, aquí y en el mundo entero, aunque hemos de reconocer excepciones muy notables de personas, hombres y mujeres, que con hechos han demostrado su entrega a la verdadera política: servir a sus semejantes.

Los activistas
Entre las confusiones predominantes en estos tiempos figura la relativa a políticos y activistas, igual que la existente entre periodistas y activistas y entre periodistas y voceros oficiales, temas que abordé en anteriores artículos y que con frecuencia se traslapan, pero todos con características distintas.

El activismo se define como la dedicación intensa a una línea de acción en la vida pública, ya sea en el campo social, político, religioso u otro, lo cual se contrapone ciertamente con el quietismo, la conformidad, la pasividad de la gente ante estos fenómenos sociales.

En la ciencia política el activismo puede ser también sinónimo de militancia a favor de una causa en el marco legal y electoral de las democracias representativas, generalmente con fines proselitistas. Esto contribuye a la confusión existente entre políticos y activistas.

De esta manera, a los activistas se les puede encontrar no sólo en los partidos políticos, sino también en las Organizaciones No Gubernamentales (ONGS), donde se agrupan ciudadanos interesados en hacer conciencia sobre distintos temas, como son los derechos humanos, la protección animal, el medio ambiente, la cultura, etcétera.

Falta de ética
Lamentablemente, lo mismo que ocurre en política, entre las organizaciones de activistas también hay muchos farsantes (con muy honradas excepciones) que sólo buscan provecho personal. Para qué hablar, por ejemplo, de algunas asociaciones dizque promotoras de los derechos humanos que trabajan, no para hacer respetar los derechos de las personas, sino por mantener y acrecentar el poder político y económico de los grupos que representan.

De igual manera, en el campo de la ecología y de la protección animal hemos visto a vivales que jamás han movido un dedo por la protección del medio ambiente o de los animales (sino todo lo contrario), pero sí por sus muy particulares intereses políticos y económicos.

En el terreno estrictamente político, ya vimos cómo se las gastan infinidad de políticos “chapulines” que al final de cada trienio y de cada sexenio únicamente buscan mantenerse en el poder, ya sea en un puesto o en otro, sin pensar jamás en el bien de la sociedad.

En resumidas cuentas, a muchos periodistas, políticos y activistas nos falta ética, palabra rara para cierto número de personas, pero fundamental para que una sociedad como la nuestra pueda vivir en armonía y con oportunidades de bienestar para todos.

javiermedinaloera.com

Artículo publicado por el semanario Conciencia Pública en su edición del domingo 3 de diciembre de 2017.


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