Como dice Marisa, la palabra veraneo últimamente ha perdido fuerza pero hace años era muy habitual escucharla. Había dos tipos de veraneo... los que se iban a disfrutar de esos días a alguna parte... o los que se quedaban en su lugar habitual esperando con autentica emoción la llegada de los veraneantes. A estas alturas ya os habréis dado cuenta que yo estaba en el segundo caso. Desde que mis padres se separaron cuando yo tenía 7 años, vivía con mi madre todo el año, tengo un hermano, pero es mayor y ya vivía fuera, lo mismo que mis tíos y mis primos, así que no os podéis imaginar lo que significaba para mi el verano y el veraneo de los míos... por fin mi casa era la casa llena de gente que yo siempre quería tener!
Ahora que han pasado los años, cuando muchas de esas personas que hicieron parte de aquellos maravillosos veranos ya no están, me he ido dando cuenta que aquellos veraneos no solo han sido felices, divertidos y festivos... fueron también de basto aprendizaje de muchísimas materias que me acompañan desde entonces. Y centrándonos en la materia que nos ocupa, aquellos veraneos sirvieron par descubrirme nuevos sabores, nuevos olores y nuevas formas de cocinar. Mis tíos venían unos de Barcelona y otros de Lisboa, con ellos descubrí el pan tumaca, los canelos, los mar y tierra, los platos salados con frutos secos, el bacalao a la llauna etc, etc... esto por parte de los de Barcelona, pero los de Portugal no se quedan atrás, los lectores habituales de este blog, sabéis de mi pasión por la cocina portuguesa, pues allí se forjó... las infinitas maneras de cocinar el bacalao, esos arroces siempre presentes en las mesas portuguesas, los dulces típicos, mis primeros contactos con las especies más exóticas... y podría continuar un buen rato... Ya ves Marisa González, para lo que ha dado tu idea... cuantos recuerdos!
La receta también tiene su historia, mi tía Alicia (la de Barcelona) preparaba un pollo de corral que nos encantaba a todos, así que mi madre le guardaba los mejores pollos para hacer esta receta, además de las mejores cebollas y los mejores tomates.... que bueno estaba! Cuando hacíamos este plato había que comprar doble ración de pan, fue uno de los primeros platos que aprendí a cocinar y desde entonces hace parte de mi recetario, procuro hacerlo con un pollo de corral y si no con un pollo campero... Espero que os guste y que te guste Marisa, me pareció que era un buen BBSSeo para el veraneo.
Ingredientes:1 pollo hermoso de corral o camperoAceite de oliva virgen2 cebollas (yo puse blanca y roja) 4-6 dientes de ajo100 ml de brandy
1 kilo de buenos tomates u una lata de tomate natural triturado de 1 kSal y pimientaPimentón ahumado (optativo)
Caldo de pollo, o agua, si fuera necesaria.Perejil
A los tomates le hacemos un corte en la piel en forma de cruz, los introducimos en agua hirviendo unos segundos, los pasamos por agua fría y le retiramos la piel, se trocea muy menudo, y se incorpora a la cazuela del pollo.
Normalmente el jugo que suelta el tomate es suficiente para la cocción del pollo, pero no todos los tomates son iguales, por lo que a veces es necesario añadir un par de cucharadas de caldo o agua.
La salsa de este pollo es una delicia, en casa es habitual servirlo con patatas cocidas y con mucho pan.
¡Feliz jueves!
