Revista Cultura y Ocio

Polvo de estrellas

Por Orlando Tunnermann

POLVO DE ESTRELLASWWW.EL-HOTEL-DE-LAS-ALMAS-PERDIDAS.BLOGSPOT.COMPOLVO DE ESTRELLAS
Penetraste sin permiso en las alcobas privadas de mi mente, donde atesoro codicioso mis anhelos y fantasías más secretos. Irrumpiste como polvo de estrellas, como calina (vapor) del mar y allí quedaste flotante, dormida, latente, tergiversando mis pensamientos para suplantarlos por los tuyos. Al principio te recibí como el naufrago que se ahoga de alborozo con los primeros sorbos de agua fresca rociándole la garganta. Al principio fuiste novedosa y excitante, una puerta abierta a un palacio de diamantes y a paisajes de colores desconocidos. Anudaste piedras cadenas y cerrojos para enviar a las simas del averno mi monotonía. Y yo te acepté de buen grado, pues mi corazón parecía rejuvenecido sabiendo que tú estabas ahí, peligrosa y estimulante. Pero ahora, se desmorona mi castillo de naipes conmigo dentro. Podría gestar milagros inimaginables con la fuerza de mi pensamiento, recorrer senderos alumbrados por estrellas y caminar sobre las olas como si fuese el dios Neptuno. He nacido para la grandeza, tengo talento, tengo un don, pero tú pareces siempre resentida con el fracaso de tus maquiavélicas iniciativas para distraerme y convertirme en un harapo inservible, que solo sirve para limpiar las lagrimas de frustración cada vez que tú me haces trastabillar por medio de malévolas artimañas. Quieres destruirme, no puedes engañarme, por mucho que fabriques inocentes y adorables mohines de princesa consentida y que tu belleza sea comparable a la de los invernales atardeceres noruegos que tiñen de rojo los cielos más límpidos. 
Tu rostro, tu cuerpo, son el maná que intoxica mis pensamientos tupidos y me alejan más y más de mi verdadero destino: resplandecer como un cometa, lejos de tu ponzoñoso influjo veleidoso (cambiante). Crees que te necesito, que no podré vivir sin ti. Mis constantes tropiezos con la voluptuosidad de tu figura pecaminosa, ese santuario de dicha infinita donde van a morir los buques más insumergibles, donde han perecido titanes colosales como castillos, lo corroboran, es cierto, eso te lo admito. Pero hoy he decidido que voy a defenestrarte (despedirte). A mí me espera una nueva vida bañada de gloria y reconocimiento y a ti, una página amarillenta y arrugada que se estruja con desprecio en el abominable vertedero de los recuerdos, la sala de procesado de las vivencias que se olvidan y sellan con hormigón bajo estratos de recuerdos nuevos. Adiós fantasía, bienvenida alegría.

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