Revista Opinión

Por la Independencia de verdad

Publicado el 12 septiembre 2012 por Carmentxu

Creo en la independencia como actitud, como forma de vida, porque es signo de libertad. Un pueblo es independiente cuando decide por sí mismo, sin servilismos ni manipulaciones (más o menos burdas, más o menos teledirigidas). Independencia sí, como opción personal y también colectiva.

Por la Independencia de verdad
No creo en lo que vi ayer. Sí, unos dos millones de catalanes (en su sentido más amplio) salieron a la calle exigiéndola con profusión de símbolos. La estelada se agotó, días grandes para el sector textil que tiene y tendrá en la elaboración de banderas una de las salidas a su crisis endémica. No creo en una independencia liderada por los mismos que apuestan por parques temáticos como opción de futuro de un país, en lugar de construir y facilitar el tránsito a un modelo social basado en la tolerancia y en el respeto (empezando  por la fidelidad a los ideales que un día tuvieron, si los tuvieron). El respeto empieza por uno mismo y se proyecta y fluye como la sangre por todo el cuerpo, dándole vida.

Como en una montaña rusa, y volviendo a los parques temáticos como bote salvavidas tras el hundimiento, no creo, nunca, en una independencia que vuelve al modelo productivo que nos ha abandonado a nuestra (mala) suerte tras arrancar de cuajo lo sembrado hasta ahora, basado en la especulación, el pelotazo, los castillos de cartón piedra en el aire. Ser independiente con una clase dirigente política y financiera soberbia que se mantiene esclava de rentabilidades electorales a corto plazo y de privilegios que toman como derechos adquiridos, nos hará todavía más esclavos y manipulables.

Creo, eso sí, en el desarrollo de una economía productiva, y también social, en la educación, en que se garantice a los ciudadanos que estarán saludables y, cuando les falte la salud, en que los mejores especialistas les atenderán con mimo y últimas tecnologías. Esto hará que tengan un pulso firme y superen las actuales arritmias. Creo en la I+D+i (investigación, desarrollo, innovación), en las energías renovables, en el comercio justo para los productos agrícolas patrios y foráneos. Y esto, y mucho más, es lo que todavía queda por hacer. Cuando todo esto sea una realidad más o menos palpable, seremos realmente libres y podremos decidir si también queremos ser independientes. No será necesario salir a la calle para exigir una independencia política. Simplemente la tomaremos porque ya es nuestra y no nos la ha de dar nada ni nadie.


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