Revista Cine

Por los Andes…

Publicado el 11 marzo 2012 por Francissco

Por los Andes…

Niño andino. Cuzco, 1954

Esta famosa fotografía de Werner Bischoff fue una de las más admiradas por los primeros protohippies de la generación beatnik; los Ginsberg, Kerouac, Burroughs, etc. O al menos, por aquellos que más tarde serían tomados como iconos por los hippies amantes del retorno a lo natural y la transgresión.

Es una paradoja que el fotógrafo muriera poco después de tomarla, en una de esas traidoras carreteras de la cordillera andina. Si olvidamos el trasfondo real y sórdido de un país subdesarrollado, representa lo más parecido a un elfo o a un hobbit feliz, de camino por su Arcadia natal, completamente en paz con la naturaleza. Nadie tan lejos de nuestras ansiedades, presiones y depresiones como la criatura que sale en la imagen.

La sencillez de su calzado y la simpleza de su manto nos trastornarían si tuviéramos que llevarlos nosotros, de puro elementales que son. Y no digo nada si nos quitan el ipad y nos endosan la flauta. Se adivina, esperándole, una aldea de cuestas empinadísimas, en donde entrará esquivando las cagarrutas y las impertinencias de las llamas sueltas.

Otros paisanos suyos entrarán a la vez que el, con animales cargaditos de mazorcas, que luego las mamitas quechuas asarán, amasarán y elaborarán de mil maneras. Es un misterio de donde vendría y qué habría estado haciendo. Seguramente, la respuesta sería sencilla e implicaría haber caminado varias horas, como era costumbre en todas partes no hace tanto.

Y pensar que sobrevivía sin tener un perfil en Twitter o Facebook, ay, señor.  Sin saber que detrás de esa cordillera colosal, que hacía de útero aislante, ya existía un mundo alborotadísimo y complicado ¿Para qué lo necesitaba? ¿Incrementaría su felicidad de forma mensurable?

Los Andes, al fondo, aparecen majestuosos pero paternales, formando la columna vertebral de pura piedra de lo que una vez fue el Tahuantinsuyo, el antiguo imperio Inca. En Europa y Estados Unidos, algunos gustaban de olvidar aspectos como el despotismo y los sacrificios humanos y presentar esa cultura de forma idealizada. Las modas de la historia, en fin, proyectando fantasías propias en culturas ajenas…

En próximas entradas hablaremos de la flauta…

Saludines.

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