Revista Psicología

Por los pelos...

Por Blasramon

Espero que los contenidos sean de tú interés

Hace unos días, alguien me consultó y comentó que se había sometido a unos tratamientos contra la alopecia y que estaba seguro de que, no solo no habían evitado la caída de su cabello, sino que además le había afectado a su vida sexual. Desde que inició el tratamiento venía sufriendo un decaimiento en el apetito hacia su pareja que solo podía atribuir al tratamiento en cuestión. Sin embargo lo que más le preocupaba era el sufrimiento que le ocasionaba no aceptar su calvicie, a pesar de que venía perdiendo pelo desde los veintidós años, hace ya más de quince. Para explicarme el problema el individuo echaba mano de una resabida psicología popular, es decir, utilizando términos de sentido común al alcance de cualquier persona con una nociones y habilidades lingüísticas básicas; y que a mi me indicaban la sincera preocupación de aquel hombre por mal sentirse calvo.

Por los pelos...

Es una realidad es que la alopecia sigue siendo hoy fuente de enormes complejos en muchas de las personas que la padecen, especialmente aquellas que, empujadas por los sentimientos de ansiedad y angustia, se han lanzado a experimentar numerosos métodos novedosos y descubrimientos asombrosos con los que han fracasado estrepitosamente.En numerosos casos, ni siquiera el conocimiento cierto de que dichos métodos no son más que un fraude, que no han funcionado en nadie, les alivia de su aflicción. Al contrario, los intentos fallidos contra la alopecia pueden provocar sentimientos de vergüenza e inutilidad en las personas más vulnerables.
Socialmente está "aceptado" que los hombres nos quedemos calvos, principalmente si la pérdida de cabello sobreviene con el paso de los años. Los jóvenes con alopesia no son mirados de la misma manera, lo que contribuye a crear un caldo de cultivo propicio para los conflictos psicológicos.De igual manera, para las mujeres, la pérdida del cabello supone un tremendo golpe en su autoestima. El cuidado del cabello ha sido históricamente una seña de indentidad de la feminidad, y de la sensualidad humana también. Sin embargo, la calvicie de patrón femnenino, que es el tipo más común de pérdida de cabello en mujeres, tiene una incidencia de leve a moderada, por lo que raramente y por causas no debidas a enfermedad, se adquiere una alopecia total. En cualquier caso, la mujer calva llega a ser objeto, incluso, de discriminación.

Decíamos que, probablemente, la gente que pierde el cabello de más joven es la que suele presentar mayores conflictos de carácter psicológico y psicosocial.

Por los pelos...

Suele ser habitual que las personas más o menos jóvenes a los que se les desata una alopecia areata, padezcan un fuerte impacto psicológico ya que la pérdida de pelo acontece de forma brusca y en un corto espacio de tiempo. En estos casos, a los trastornos ansiosos y a los episodios depresivos, se les puede unir o desarrollarse independientemente, conductas sociales inadecuadas y problemas académicos y laborales. Entre los jóvenes que pierden el pelo las pérdidas de autoestíma y confianza son frecuentes. Enojo, preocupación, estrés les acompaña durante mucho tiempo. Estos sentimientos se ven reforzados por la impotencia que se siente ante el escaso control que se tiene de este problema.

Algunas enfermedades mentales también pueden producir calvicie prematura, como ocurre en los casos de tricotilomanía, que se caracteriza por un impulso incontrolable de arrancarse el pelo. La alopecia se produce no por una enfermedad del cabello, sino por la acción misma de arrancamiento, y suele manifestarse en la región frontoparietal, las cejas y las pestañas.


Volver a la Portada de Logo Paperblog