Revista Deportes

Por los suelos

Por Antoniodiaz

Por los suelos

Sandra Carbonero


No sabemos, o sí, quién ha sido el cerebro que se ha traído para la Feria de Abril estas siete lagartijas pitiusas, que atienden unas, como Torreherberas, y otras como Torrehandillas, que en la rima llevan la penitencia. En fin, que la torreznada, que en presencia era digna para la feria de Torrepacheco, ha resultado la mar de provechosa para los espadas y para la empresa, que nos mete en farolillos otro nuevo saldo ganadero. El desvarío de la afición sevillana y los dimes y diretes que provoca, está sirviendo para que pase desapercibida la pobrísima presentación del ganado. Se le ha dado otra vuelta de tuerca a eso del toro sevillano, que ni es toro, ni es de Sevilla, ni siquiera tiene una prima en Dos Hermanas. Eso se ponía pronto en su sitio: que pida el July una de Pablorromero; Manzanares la de Guardiola; y Morante, que es el más valiente de los toreros con áge, que se pida la de Felipe Bartolomé. Toros en Sevilla, que reza en el cartel. Pero eh que tonses no eh Zehvilla, zehría Panplona. Mientras soñábamos con algo que era demasiado utópico hasta para un sueño húmedo, nos dábamos de bruces contra los toros de esta ganadería que no conocen ni en las dos torres que llevan por nombre. Han venido con todas las hechuras del mundo, siempre anovilladas -eso que no falte-, pero sin ninguna homogeneidad. Uno engollipao, el otro regordío, saltó un negrito también que no sabría decirse si es que no había mudado el pelo del invierno o es que era un gato mojado, anduvo por allí otro -uno más- feote, con los cuernos pa'lante, que parecía cabro montés, otro inválido abierto de pitones que fue devuelto por otro inválido abierto de pitones, que ya ve usted qué cambio. Carpinteros y mugidores, en varas pasaron por ahí, saludaron brevemente al hombre del castoreño que parece sentado en una mesa camilla, y se escupieron ellos sólos para fuera. Nos alegraría mucho que acabaran en el matadero, que es el destino que merecen, y que el año que viene estuvieran anunciados en Sevilla y Madrid, por el vendedor de las pipas como Torreheznos.
Con Sevilla entregada al pueblerismo, el Cid ha cortado una oreja fácil, sin condimento, por torear de aquí pa'llá, con las formas de un cualquiera, cuando él nunca lo fue. Pero el presente, mucho más desagradecido y cabrón, nos dice que no está. Que hoy por hoy es uno más. Al que siempre se podrá esperar porque se lo ha ganado a ley, y porque, como decimos siempre, el que tiene la moneda es el único que puede tirarla. Mientras la tira o no, a aquellos que tantas emociones nos despertó en el interior -la simple y llana emoción de ver a un hombre andarle bien a un Toro-, no nos queda otra que no sea apoyar y empujar al hacedor el mejor toreo de lo que llevamos de siglo. De bien nacidos es ser agradecidos.
El tío bueno de Cayetano le ha dado fiesta a los del sol en el quinto. Cada muletazo que daba, fuese como fuese, lo jaleaban una serie de señoritas, serie larga, de la que se podrían sacar unas cuantas docenas de harenes, que más se alborotaban contri más se rajaba el mansito y más se acercaba a tablas el adonis rondeño. Ya no era cuestión ni de bieeeeeen, ni de ooooleee -tampoco de su variante oleeeeee-. Todo aquello era un aaaaaaaagggghhh, de la turbas femeninas, que parecían en un concierto de los Hombres G -también es casualidad, la maldita letra siempre como el jueves-. No hay que decir que le pidieron la oreja, aunque la sombra, más en su sitio, paró los pies de la desafortunada petición. Que el lector que pueda le comente a Curro Vázquez que los videos para aprender torería que da a Morante y Cayetano se los vaya cambiando del uno al otro. Hay que seguir estudiando. Ese inicio de faena, sentado en el estribo, con la mirada perdida, como de estar en trance, con el toro en la otra punta de la plaza, ha sido cumbre, pero le falta el remate que a las imágenes les suele dar el Toro. Y lo de quitarse las zapatillas, arrebatado, que lo mismo lo copió de Antonio José Galán cuando le cortó un rabo a un Miura bajo el diluvio universal en Pamplona, no quedó ayer tan requetebién como en aquel Sanfermín. Sí que cuajó dos bellos quites, con aire de su tierra, que son de aplaudir en los tiempos tan desquitados que corren.
Se lleva tiempo dándole palos a Luque por diferentes motivos. La verdad es que había razones de sobra para elegir. Y sin algarabías, sin cantar lo que no fue, es obligado decir que sale refortalecido de Sevilla. Dos tardes serias, centrado y queriendo. Destoreando, pues también. Pero por algún lado hay que empezar a reedificar la planta de aquel novillero prometedor proyecto de buen torero. Con el sexto, manso de libro, ha estado inteligente, resuelto, ratonero, que también es virtud, y valiente. Ha birlado una oreja de Sevilla, que le va a valer. Y nosotros le damos sitio, por lo menos hasta la próxima corrida.

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