Quiero darte las gracias
por darme tu corazón,
por no sentir indiferencia
y llenar mi vida, de ilusión.
Por ver los amaneceres
dejando ausente mi sillón,
y del arco iris sus colores
y de la lluvia, su chaparrón.
Atrás, dejé ya los cables
olvidados en un cajón,
ellos limpiaban mi sangre
por tener dañado, mi riñón.
Mi vida es más agradable
por la joya de tu decisión,
ya no tengo que agarrarme
a la oscuridad de mi bastón.
Fuiste generoso conmigo,
tú, te marchaste muy lejos
y alumbraste mi camino
con la luz de tus espejos.
Los órganos son los candiles,
que dan luz a nuestro cuerpo,
y si se rompen los fusibles
se nos queda oscuro, el universo.
Autora: Antonia Navarrete
Con cariño a los donantes de organos,
por regalarnos su vida.
Ana Hidalgo