Revista Salud y Bienestar
Como la función de 'buscar y reemplazar' de los procesadores de texto, la terapia génica trata de sustituir los defectos en determinados genes por versiones correctas del mismo gen. Sin embargo, esta operación es más compleja en las células que en el ordenador y no está exenta de riesgos. Por eso, el estudio que acaba de publicar el español Juan Carlos Izpisúa en la revista 'Cell Stem Cell' facilita un poco más el camino para llevarla a cabo con éxito en el futuro.
Uno de los efectos más temidos de esta manipulación genética (denominada recombinación homóloga) es que se puedan provocar nuevas mutaciones al tratar de hacer la corrección, o bien que los genes que haya que modificar sean difíciles de 'atacar' bien por su inactividad o por su gran tamaño.
Para paliar esta limitación, el grupo de Izpisúa ha trabajado con un material muy especial. Concretamente, emplearon células madre obtenidas mediante reprogramación celular (más conocidas como iPS, siglas en inglés de células de pluripotencialidad inducida). Es decir, que se han combinado por primera vez en el mismo ensayo en el laboratorio (y aún de manera preliminar) dos de las técnicas más prometedoras y avanzadas en estos momentos: la reprogramación celular y la terapia génica.
"A pesar de los esfuerzos de un gran número de laboratorios de todo el mundo", explica Izpisúa a ELMUNDO.es, "manipular el genoma de las células madre (tanto iPS como embrionarias) ha sido difícil". Con el uso de la tecnología empleada en su laboratorio se han superado muchos de estos problemas previos, lo que permite pensar que "estemos un poco más cerca de su aplicación clínica".
-Como una larga tira de velcro
En células iPS de pacientes con un raro tipo de envejecimiento precoz (la progeria denominada Hutchison-Gilford), los investigadores lograron reparar con éxito los defectos en un gen muy concreto, la lamina A. Esta pieza de nuestro genoma es capaz de acumular más de 400 mutaciones diferentes, causando la aparición de varios tipos de enfermedades degenerativas. Y sólo un par de dichas mutaciones es responsable del raro envejecimiento prematuro.
Más allá de "editar el genoma de células embrionarias pluripotentes a la carta", como explica el doctor Izpisúa, "esta metodología va a tener una relevancia importante para la corrección de enfermedades degenerativas y defectos congénitos, ya que tambien es aplicable a células madre adultas".
La corrección eficiente del gen de la lamina A fue posible gracias a un nuevo método desarrollado en el laboratorio de Izpisúa en el Instituto Salk de La Jolla (California), que emplea pequeñas partículas virales (a partir de adenovirus) como 'taxi' para llevar hasta las células el fragmento de ADN no mutado y reemplazar el equivalente 'estropeado'. "Eliminamos gran parte del genoma viral para evitar riesgo de infecciones y mutaciones indeseadas; pero también para poder introducir grandes fragmentos de ADN".
Y lo explica con un ejemplo sencillo: como si fuesen largas tiras de velcro, estos fragmentos homólogos introducidos mediante el virus son capaces de reconocer con facilidad a sus complementarios, es decir, a las secuencias enfermas de las células a las que deben sustituir.
"El proceso fue muy eficiente y no detectamos ningún efecto indeseado, como inestabilidad genética o defectos epigenéticos", explica en un comunicado remitido por el centro otro de los autores, Guang-Hui Liu. Errores que no se produjeron tampoco cuando el equipo empleó el método con células madre mesenquimales obtenidas de pacientes adultos.
**Publicado en "EL MUNDO"
Uno de los efectos más temidos de esta manipulación genética (denominada recombinación homóloga) es que se puedan provocar nuevas mutaciones al tratar de hacer la corrección, o bien que los genes que haya que modificar sean difíciles de 'atacar' bien por su inactividad o por su gran tamaño.
Para paliar esta limitación, el grupo de Izpisúa ha trabajado con un material muy especial. Concretamente, emplearon células madre obtenidas mediante reprogramación celular (más conocidas como iPS, siglas en inglés de células de pluripotencialidad inducida). Es decir, que se han combinado por primera vez en el mismo ensayo en el laboratorio (y aún de manera preliminar) dos de las técnicas más prometedoras y avanzadas en estos momentos: la reprogramación celular y la terapia génica.
"A pesar de los esfuerzos de un gran número de laboratorios de todo el mundo", explica Izpisúa a ELMUNDO.es, "manipular el genoma de las células madre (tanto iPS como embrionarias) ha sido difícil". Con el uso de la tecnología empleada en su laboratorio se han superado muchos de estos problemas previos, lo que permite pensar que "estemos un poco más cerca de su aplicación clínica".
-Como una larga tira de velcro
En células iPS de pacientes con un raro tipo de envejecimiento precoz (la progeria denominada Hutchison-Gilford), los investigadores lograron reparar con éxito los defectos en un gen muy concreto, la lamina A. Esta pieza de nuestro genoma es capaz de acumular más de 400 mutaciones diferentes, causando la aparición de varios tipos de enfermedades degenerativas. Y sólo un par de dichas mutaciones es responsable del raro envejecimiento prematuro.
Más allá de "editar el genoma de células embrionarias pluripotentes a la carta", como explica el doctor Izpisúa, "esta metodología va a tener una relevancia importante para la corrección de enfermedades degenerativas y defectos congénitos, ya que tambien es aplicable a células madre adultas".
La corrección eficiente del gen de la lamina A fue posible gracias a un nuevo método desarrollado en el laboratorio de Izpisúa en el Instituto Salk de La Jolla (California), que emplea pequeñas partículas virales (a partir de adenovirus) como 'taxi' para llevar hasta las células el fragmento de ADN no mutado y reemplazar el equivalente 'estropeado'. "Eliminamos gran parte del genoma viral para evitar riesgo de infecciones y mutaciones indeseadas; pero también para poder introducir grandes fragmentos de ADN".
Y lo explica con un ejemplo sencillo: como si fuesen largas tiras de velcro, estos fragmentos homólogos introducidos mediante el virus son capaces de reconocer con facilidad a sus complementarios, es decir, a las secuencias enfermas de las células a las que deben sustituir.
"El proceso fue muy eficiente y no detectamos ningún efecto indeseado, como inestabilidad genética o defectos epigenéticos", explica en un comunicado remitido por el centro otro de los autores, Guang-Hui Liu. Errores que no se produjeron tampoco cuando el equipo empleó el método con células madre mesenquimales obtenidas de pacientes adultos.
**Publicado en "EL MUNDO"
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