Te cuento: soy consumidora frecuente de algunos tipos de infusiones como el rooibos, solo o con otros ingredientes; y el poleo-menta después de comidas copiosas. Pero el té no me terminaba de agradar.
Ese punto amargo que suele tener (o yo creía eso) al final cuando lo tomaba preparado en bolsitas, hacía que no me convenciera. Daba igual si era negro, rojo o verde (el blanco y el oolong no los he probado).
Total, que hace un tiempo comencé a colaborar como redactora de contenidos con una tienda física y online que hay aquí en Madrid llamada Café Té Arte. Redacto algunos de los posts que aparecen en su blog.
Un día me acerqué a la tienda para ponerle cara a Félix, su dueño (ya que trabajamos juntos prefiero conocer a la gente si tengo la oportunidad), un chico muy majo y que sabe mucho del mundo del té y de las infusiones. A él le comenté mi poca inclinación por el té y la razón.
Preparó una bolsa de té negro pakistaní a granel y otra de té rojo (pu-erh) pakistaní. Me dijo prueba estos tés y luego me dices si te siguen pareciendo amargos.
Y a mí que me gusta probar sabores, me pareció buena la idea.
Y desde que los tomé resulta que me gusta el té. Sobre todo el rojo. Era verdad lo que me decía Félix, y es lo que te quiero contar en este post.
Té rojo pakistaní (pu-erh) que tomo
Diferencias entre un té y un buen té
Lo que aprendí con esta pequeña historia que te estoy contando -y después escribiendo sobre el tema- es es que hay una gran diferencia entre el té en bolsas y el té a granel, empezando por el sabor y siguiendo por la calidad.
Las hojas que hay dentro de una bolsita de té están bastante machacadas para poder introducirlas en su envoltorio, en ese proceso de reducción de tamaño estas hojas sueltan una mayor cantidad de taninos (sí, ese palabro que le habrás escuchado a algún sumiller sobre los vinos, o al cuñado que quiere que sepas que sabe mucho y tú no. Las uvas contienen taninos), una sustancia química natural que presenta y que tiene características astrigentes que le dan amargor y color a la bebida.
Por este motivo, los tés en bolsitas tienen ese gusto.
En cambio el té a granel ofrece una materia prima más entera y era lo que yo no sabía. Al estar las hojas menos procesadas no sueltan tantos taninos al infusionarse y por ende el sabor es mucho menos amargo, más suave y dulce.
He ahí la gran diferencia.
Aplica esto también al rooibos, la menta o la manzanilla por citar algunos ejemplos. Haz la prueba si quieres y fíjate en el sabor, son distintos.
Una solución intermedia entre las bolsitas y el granel son los triángulos que quizás hayas visto ya en restaurantes y tiendas, al ofrecer más espacio las hojas están menos trituradas, y el sabor es más intenso, lo comprobé con el poleo-menta.
Té en triángulos. Imagen: Alibaba
Ventajas para la salud del té de calidad
Y es que es muy simple: Las hojas de té menos procesadas, además de su sabor, conservan mejor sus propiedades, y las propiedades del té son múltiples:
-
Da un efecto saciante
Por eso es tan recomendable en las dietas de adelgazamiento para beber entre comidas y evitar refrescos y bebidas azucaradas. Y es diurético.
-
Es antioxidante
Sobre todo el té blanco, los antioxidantes protegen las arterias y el corazón y mejoran tu sistema inmunológico.
-
Es estimulante
Ofrece teína, un excitante como la cafeína, que sirve para activarte y estimular tu sistema nervioso.
-
Contiene minerales y es antiinflamatorio
El té presenta vitaminas y minerales como potasio, calcio, magnesio, flúor y manganeso, dependiendo el tipo de té. El té verde sobre todo ayuda a las inflamaciones por su contenido de flavonoides.
Cómo se prepara un té
Los pasos básicos para preparar una taza de té son: calentar el agua, poner las hojas dentro con un infusor, dejar reposar y luego retirar el té.
Pero, para aprovechar todo su sabor y propiedades, cada tipo de té necesita una temperatura determinada en el agua y un tiempo de infusión.
Ojo con sobreinfusionar el té, tendrá un sabor más amargo por lo que te conté de los taninos.
En este post tienes todas las indicaciones.
Si te gustan las infusiones, anímate y prueba una buena taza de té. Hazlo en un momento de descanso para ti, prepara la bebida con calma y luego siéntate a disfrutarlo, como hacen los asiáticos. Puede ser una experiencia muy relajante.
Aprovecha y relájate con tu té
La entrada Por qué ahora me gusta el té (y por qué te lo aconsejo) se publicó primero en La Gastrorredactora.